
Carlos Alcaraz celebra un punto en la final de Roland Garros ante Jannik Sinner
Alcaraz firma la remontada imposible para volver a alcanzar la gloria en Roland Garros
El tenista murciano levantó dos sets en contra e incluso salvó tres bolas de partido para triunfar por segundo año consecutivo en París
¿Cuántos Roland Garros tiene Carlos Alcaraz y cuántos Grand Slams ha ganado?
A su manera. Carlos Alcaraz ya explicó al mundo el pasado mes de mayo que él quería convertirse en el mejor de la historia, pero de una forma diferente a lo que se había visto hasta ahora. En Roland Garros los españoles nos acostumbramos a ver a Rafa Nadal machacar a sus rivales, sin darles ni media opción. Carlitos hace sufrir mucho más, pero siempre termina sonriendo y esta vez no fue diferente y hasta levantó tres bolas de partido. Logró la remontada imposible y mandó a la lona a Jannik Sinner tras imponerse por 4-6, 6(4)-7, 6-4, 7-6(3) y 7-6.
Nunca el murciano había remontado dos sets en contra porque se había reservado para hacerlo en el mejor escenario posible. En la que ha sido la final más larga de la historia de Roland Garros, cuando parecía que lo tenía todo perdido, Carlitos se inventó una remontada de otra galaxia para levantar su segunda Copa de los Mosqueteros y su quinto Grand Slam. Va creciendo el palmarés y también el libro de las hazañas.
Explicar la victoria épica de Carlitos no es sencillo porque ha sido una batalla sin descanso. Más de 10 minutos tardó en resolverse el primer juego del partido. Fue la mejor carta de presentación que pudieron dar Sinner y Alcaraz en la pista central de Roland Garros, la Philippe Chatrier. Ambos pusieron toda la carne en el asador desde el primer momento y no se bajó el ritmo en ningún momento.
Entró mejor al partido el español, pero Sinner resistía y se negaba a ceder su servicio. Más de media hora se necesitó para llegar al 2-2 porque los turnos de saque del transalpino se hacían eternos hasta el punto de que tuvo que salvar cinco pelotas de break para seguir metido en el set. También Carlitos tuvo que salvar una opción de rotura y en el quinto juego, a la séptima oportunidad, logró el quiebre para reflejar en el marcador la superioridad que se estaba viendo en pista.
Problemas en el ojo para Alcaraz
Cambió la película en cuanto a Carlitos le sopló el viento a favor y dejó a Sinner meterse de nuevo en la pelea por llevarse la primera manga. Frío, como es el italiano, siguió con su juego de ir a piñón fijo desde el fondo de pista y Alcaraz perdió un poco la concentración, lo que se paga muy caro en una final de Grand Slam. Así pues, Sinner consiguió el contrabreak (3-3) y cogió la iniciativa del set hasta el 5-4.
Fue ahí cuando Alcaraz tuvo que llamar al médico para que le echase colirio en el ojo. Le pasó en el peor momento, cuando tenía que sacar para mantenerse en el set, y acto seguido perdió su servicio y con ello la manga. En un abrir y cerrar de ojos el murciano pasó de dominar el duelo a verse por debajo en el marcador frente a un Sinner que se comportaba como un robot.
Le costó a Alcaraz encajar el golpe y empezó el segundo set con la mente puesta en el primero. No suele traer nada bueno que esto suceda y lo aprovechó el italiano para abrir brecha en el marcador desde el inicio. Convirtió la bola de break de la que dispuso para ponerse 3-0 y que durante un rato solo se viese un tenista en la tierra batida parisina.
Todo iba sobre ruedas para el transalpino, pero poco a poco Carlitos fue recuperando su sitio en pista. Primero lo hizo con su saque para no dejar que Sinner se distanciase más y después, cuando el italiano servía para anotarse el set, rompió. De poco le valió porque el tie break se lo llevó con claridad el número 1 del mundo en lo que parecía que iba a ser la sentencia del duelo.

Jannik Sinner, en la final de Roland Garros
Más todavía cuando el tercer set comenzó igual que lo hizo el segundo, con break del italiano. Ahí daba la sensación de que estaba todo el pescado vendido pero llegó la mejor versión de Alcaraz después de pagar su frustración con su box. Recuperó el sitio en el siguiente juego y todavía quiso más y se hizo con otra rotura para acercarse a sumar su primer set en el partido. Todavía lo tuvo que pelear un poco porque le rompieron cuando sacaba para anotárselo, pero fue una anécdota porque lo ganó al resto para encima empezar sacando en el cuarto capítulo del encuentro. Comenzaba la remontada.
Se vio en ese momento el mejor tenis del partido. Ni el hecho de que llevasen tres horas jugando hizo que bajase un poco el nivel. Es más, el ritmo de los intercambios era cada vez mayor y en ese juego de 'palo tras palo' tenía las de ganar Sinner, que en el ecuador de la manga dio un golpe sobre la mesa tras romper a Carlitos (4-3) y tener en su mano el título. Parecía que ya estaba todo visto para sentencia, pero ahí emergió Alcaraz, que no tenía prisa por irse a la ducha.

Carlos Alcaraz celebra un punto durante la final de Roland Garros
Remontada épica
Con 5-3 para Sinner y sirviendo Alcaraz, se puso la cosa 0-40. El transalpino estaba a un solo punto de levantar Roland Garros, pero el vigente campeón tenía ganas de hacer vibrar al público francés, que en su mayoría le apoyaba. Las salvó puntazo tras puntazo y metió el miedo en el cuerpo de su rival, que después sacó para cerrar el partido, pero se vio nuevamente superado por el show del español, que le rompió a 15 para ganarse otra vida extra en el encuentro.
La final estaba en un puño y otro tie break podía resolverla. Esta vez le tocó a Alcaraz ganarlo y encarrilar la que puede ser la remontada más épica de la historia del tenis. Lo acusó Sinner, que entró derrotado al quinto y definitivo set, pero se fue rehaciendo a medida que pasaban los juegos y ni el break inicial le hizo pensar que no podía ganar el torneo.
Fue cuando Carlitos sacaba para partido el momento de Sinner para reengancharse a la final. Le devolvió la jugada el transalpino y nuevamente estaba todo en un puño. Pedía un super tie break una final tan épica como esta y ahí se resolvió todo. Habla mucho Alcaraz de la madera de campeón en los momentos decisivos de los partidos y lo volvió a hacer en el desempate. El mayor recital de golpes, tras más de cinco horas de juego, lo brindó el murciano para llevárselo por 10-2 y revalidar la corona. París tiene nuevo rey.