
Castillo de Zafra
El misterioso castillo inexpugnable en Guadalajara que parece un barco y fue escenario de 'Juego de tronos'
Ningún ejército consiguió asaltar nunca la fortaleza que terminó siendo propiedad de los Reyes Católicos
El Castillo de Zafra en Guadalajara está reconstruido. Hoy se pueden ver sus torres como colocadas sobre las rocas prehistóricas que forman la atalaya. Esas torres se elevan hasta 50 metros y, desde la lejanía, todo el conjunto parece un barco inopinado surcando Castilla.
Castilla y Aragón
Hay más de un misterio en torno a una fortaleza singular por su forma y por su fama. Nunca nadie consiguió conquistarla. Primero fue un bastión visigodo y después árabe, una historia conocida, no tanto que por su situación, tras la Reconquista, se convirtió en el fuerte de los Pérez de Lara entre el XII y el XIII, señores de Molina de Aragón, región cuyo reino tomó el castillo.

Castillo de Zafra
El rey Fernando III quiso conquistarlo, pero le fue imposible. Solo el hambre posibilitó que el asedio terminara con el acuerdo del rey castellano y Gonzalo Pérez de Lara en que la hija de este heredaría el señorío, pero casándose con el hijo de Fernando: de Aragón a Castilla. Con el tiempo fue cambiando de manos entre guerras y políticas.
De los Reyes Católicos
Curiosamente solo fue tomado cuando Enrique II de Castilla se lo cedió, junto al señorío, a un mercenario francés. Fue el propio pueblo quien lo reconquistó y finalmente, como si estuviera escrito, los sucesivos propietarios, de Aragón y Castilla indistintamente, se concentraron en uno (unos): los Reyes Católicos, reyes precisamente de Aragón y Castilla unificadas.

Castillo de Zafra
Los historiadores todavía no han hallado respuesta a que pudiera albergar a tanta gente como se dice por el reducido espacio que se puede ver entre murallas y rocas. Otro secreto, sobre todo para los asaltantes, era encontrar un lugar de entrada en el baluarte casi empecinado y por ello tan codiciado.
Compra, restauración y 'Juego de tronos'
Después de siglos de ajetreo, terminadas las hostilidades que le hicieron famoso, el castillo se vio sumido en un progresivo abandono que lo llevaría a la ruina. Antonio Sanz Polo, descendiente de Juan de Hombrados, a quien los Reyes Católicos concedieron el mando y custodia, compró por 30.000 pesetas el castillo al Estado en 1971 y levantó sus nuevas torres sobre las rocas donde antes se levantaron todas las demás para hacer de este extraordinario sitio, además de un lugar histórico, un lugar de película como escenario natural de la serie Juego de Tronos.