
Vista de Alcaraz en Albacete
El pueblo de Albacete con nombre de tenista que es un tesoro escondido del Renacimiento
Alcaraz fue una ciudad de gran importancia en la época de los Reyes Católicos, con tanta población en su esplendor como Albacete
No parece posible, pero lo es. Cuando alguien escucha o lee «Renacimiento» lo primero que puede venírsele al pensamiento es Florencia y casi lo último Albacete, y menos un pequeño pueblo al pie de la sierra del mismo nombre: Alcaraz.
La importancia histórica de la localidad no se corresponde con la del presente, pero su arquitectura única perpetúa lo que un día fue. Antes de todo, incluso de lo que hoy la representa, Alcaraz en árabe es «cereza» y al parecer existen documentos que revelan que la ciudad tomó el nombre de la que se llamaba, y se llama, «la sierra de los cerezos», la sierra de Alcaraz.

Plaza Mayor de Alcaraz con las torres al fondo
Dejó de ser un enclave musulmán a principios del XIII, poco después y como consecuencia de la victoria cristiana en la batalla de Las Navas de Tolosa. El castillo que fue alcazaba todavía resiste en lo alto, aunque en una mínima expresión, al contrario que las edificaciones que esperaban a la ciudad (como tal distinguida por Juan II en 1429) con el nombre oculto de cereza.
Más tarde fue la primera ciudad de Castilla en apoyar a los Reyes Católicos contra Juana la Beltraneja y los nobles que la apoyaban. Cuando estos cayeron derrotados, el castillo fue derribado como símbolo de que la unión de España imperaría en un lugar que históricamente había pasado de unas manos a otras en las luchas de poder.

Restos del castillo de Alcaraz
Durante el reino de Isabel y Fernando, Alcaraz entra en su período de esplendor, el mismo por el que hoy se la admira y se la visita: su arquitectura renacentista, obra principalmente de Andrés de Vandelvira, es su seña de identidad y lo que la convierte en la joya de un Renacimiento como el de Florencia, pero en Albacete.

Plaza Mayor de Alcaraz
Su Plaza Mayor, obra de Vandelvira, se encuentra cerrada por tres lonjas, también obra del artista oriundo. En una de estas se eleva la Torre del Tardón, una de las dos torres gemelas de la ciudad, que sin embargo se llevan un siglo de edad. Vandelvira contruyó esta última con la intención de que no difiriera de la existente y consiguió con ello la imagen más reconocible de Alcaraz, la que primero se aparece, y por la que se la distingue, al contemplarla.

Portada del Alhorí
La portada plateresca de lo que hoy es el Ayuntamiento es otra joya de Vandelvira, más oculta, pero igualmente representativa y si cabe más inolvidable. Una puerta plena de ricos detalles como el de sus columnas labradas y todo el conjunto maestro.

Portada principal de la Iglesia de la Santísima Trinidad
Otro edificio imperdible es la Iglesia de la Santísima Trinidad, la única de las doce que llegó a tener la ciudad que resiste, y bien que lo hace, con su inconfundible gótico aderezado con elementos renacentistas como la capilla de san Sebastián o el retablo de Juan de Borgoña, entre otros detalles y tesoros que no se van a contar aquí para que sean descubiertos in situ en una mucho más que recomendable visita.