
Juanma Badenas y Cecilia Herrero, en una imagen de archivo
La crisis municipal de Vox: de clave para la gobernabilidad a desbandada de concejales
La avalancha de bajas de concejales del partido amenaza la estabilidad de gobiernos municipales donde el PP depende del apoyo de Vox
¿Qué está pasando con Vox en los Ayuntamientos? Esa es una de las preguntas que se hacen los valencianos estos últimos meses. Y es que no ha sido ni uno, ni dos, ni tres los casos en los que concejales del partido de Santiago Abascal se marchan de la agrupación a nivel municipal en la Comunidad Valenciana, generando tensiones en los gobiernos locales y poniendo en riesgo pactos de coalición.
En la provincia de Valencia ha habido variedad de ejemplos, desde Torrente a Náquera, aunque el más destacado sin duda es el del propio Ayuntamiento de la capital del Turia. El hasta hace poco portavoz del Gobierno municipal, Juanma Badenas, fue suspendido e inhabilitado temporalmente por Vox en el mes de marzo tras la apertura de una investigación interna por un presunto amaño en la adjudicación de un contrato público.
El contrato, por valor de 129.000 euros, fue concedido a una empresa vinculada al marido de Pilar Bernabé, delegada del Gobierno en la Comunidad Valenciana y dirigente del PSOE. Ante la polémica, la alcaldesa 'popular' de Valencia, María José Catalá, optó por retirarle todas las competencias de gobierno y pocos días después de la decisión del partido, Badenas y su pareja sentimental, la también edil de Vox Cecilia Herrero, anunciaron su baja como militantes.
Pese a ello, ambos se negaron a entregar el acta de concejal, lo que generó un escenario de incertidumbre en el mismo Consistorio. La situación tensó la relación entre el PP y Vox hasta el punto de que Catalá llegó a plantearse la expulsión de los dos concejales restantes de Vox, José Gosálbez y Mónica Gil, para gobernar en solitario. Pero, finalmente, tras semanas de negociaciones entre la alcaldesa y la dirección nacional de Vox, el conflicto se desactivó en abril. Badenas y Herrero solicitaron su readmisión tanto en el partido como en el grupo municipal, una petición que fue finalmente aceptada.
«Vox no gobierna con tránsfugas»
El caso más reciente, de hace apenas una semana, es otra ruptura dentro de Vox, pero esta vez en el municipio castellonense de Almazora. Dos de los tres concejales del Ayuntamiento de una de las ciudades más importantes de la provincia decidieron abandonar la formación y solicitar su baja como afiliados para pasarse al grupo no adscritos. Se trata del portavoz del grupo municipal Vox en el Ayuntamiento de Almazora y concejal de Urbanismo, Vicente Martínez-Galí, y de su compañero José Martínez Gozálvez, Un hecho que no ha gustado nada a los de Abascal en Castellón y que han catalogado de «traición».
Esta decisión de «no retorno» deja en el aire el futuro del gobierno municipal, ya que el PSPV-PSOE se queda con siete concejales y Compromís con tres, que, junto con los dos ediles no adscritos, podrían sumar los votos necesarios para desbancar al PP y formar una moción de censura. Desde Vox, la presidenta provincial, Llanos Massó, se pronunció y mandó un mensaje claro a la alcaldesa popular de Almazora, María Tormo: «Vox no va a gobernar en Almazora con dos tránsfugas».

La presidenta de Vox en Castellón, Llanos Massó junto con la concejal de Almazora
Al respecto de una posible moción de censura o afinidad con el Partido Popular, Massó también se pronunció la semana pasada en rueda de prensa: «Todos hemos leído en prensa la buena sintonía que existe entre la alcaldesa de Almazora (PP) y estos dos concejales. Por tanto, no le será muy complicado encontrar los apoyos necesarios en los plenos para sacar adelante las votaciones. Pero Vox quiere a estos dos concejales fuera del equipo de gobierno».
Algo similar a lo sucedido recientemente en Almazora también ha pasado en los últimos meses en otros municipios valencianos. Uno de los casos más significativos fue el de Torrente, donde Guillermo Alonso, hasta ahora portavoz del grupo municipal, abandonó la formación y pasó al grupo de concejales no adscritos. Su salida deja en minoría al equipo de gobierno liderado por la alcaldesa del PP, Amparo Folgado, que se vio obligada a reestructurar el reparto de competencias para que Vox conserve las áreas que gestionaba Alonso. Aunque en este caso también se ha especulado con la posibilidad de una moción de censura, de momento se considera improbable a corto plazo.
El mismo día en que Alonso oficializó su salida del partido en Torrente, también se produjo la baja de Marta Izquierdo, concejala en Náquera, quien solicitó dejar de representar a Vox en el consistorio. A esta cadena de dimisiones se suma el caso de Bétera, donde Helena Martínez, concejala y vicepresidenta provincial del partido, decidió renunciar a su acta, a diferencia de sus homólogos en Torrente y Náquera.
Aunque desde Vox han exigido a ambos concejales que abandonen sus escaños, por ahora se mantienen en sus puestos como no adscritos. Un caso similar al de Almazora, donde los de Abascal siguen luchando para que los ediles trásfugos devuelvan las actas, sin mucha suerte hasta el momento.
Estas salidas, que afectan tanto a grandes municipios como a localidades de menor tamaño, reflejan una creciente fractura interna en Vox dentro de la Comunidad Valenciana. El goteo de dimisiones amenaza la estabilidad de gobiernos municipales donde el PP depende del apoyo de Vox, y pone en cuestión la cohesión del partido en un momento clave del mandato.