Las tres asociaciones de víctimas de la dana que fueron a Bruselas y se han visto con Sánchez declinaron reunirse con Mazón

Este jueves sucedió algo en la provincia de Valencia prácticamente inaudito. El hecho en cuestión fue que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, acudió. No hubo redoble de tambores. El siempre engrasado y activo mecanismo de propaganda intrínseco al Palacio de la Moncloa suele medir más que al milímetro los tiempos y lo del día de ayer no fue menos. El jefe del Ejecutivo sabe que no puede pisar la calle. Lo experimentó por vez primera y se topó con el famoso «que te vote Txapote» y quiso dejar de probar eso de estar con la gente el pasado 3 de noviembre en Paiporta. Ambas situaciones son de sobras conocidas y el protagonista de ellas habla por sí solo.

Quizás sea por ello que el secretario general del Partido Socialista viajara a Valencia, pero lo hiciera a su manera. Y no por lo del Falcon, sino casi de incógnito, muy alejado de la pompa y la circunstancia a la que tanto nos tiene acostumbrados, especialmente fuera de nuestras fronteras. El mismo miércoles tuvo sesión de control en el Congreso y algunos ministros sacaron a colación, Diana Morant con concierto especial y en solitario, el tema de la dana. Pero él no dijo nada. ¿Sabía que iba a venir? Naturalmente, ya que Moncloa lo anunció escasas horas después. Pero no quiso darlo a conocer, no fuera a ser que la calle, por enésima vez, se le revolviera.

La razón oficial del viaje fue reunirse con víctimas de la dana. Eso sí, de visitar los pueblos dañados, nada de nada. Con este viernes ya van 201 días sin hacerlo. Sánchez utiliza más el término «fango» en sus intervenciones parlamentarias que las veces en que lo ha pisado. El recuento queda innumerables contra uno. Ni el VAR ajustaría el resultado.

Sin embargo, hay un aspecto que llama poderosamente la atención. Y es que las tres asociaciones que se sentaron con el jefe del Ejecutivo en la sede de la Delegación del Gobierno, con el propio Sánchez y Pilar Bernabé como anfitriones, fueron las mismas que en su día rehusaron hacerlo con el presidente de la Generalitat, Carlos Mazón. Lo hicieron días atrás con la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. Y hasta con la que el día de la riada era ministra omnipresente en Bruselas pero ausente para la Transición Ecológica en España, Teresa Ribera. Pero con el jefe del Consell, nada de nada.

Al respecto, fuentes consultadas aseguran a El Debate que «las víctimas y asociaciones que se han reunido con el presidente o con la Generalitat han sufrido acoso e insultos por parte de partidos políticos y movimientos de izquierda». En este sentido, continúan: «Una asociación presidida por un militante de Compromís ha llegado a decir que no se reuniría con el presidente para no blanquearlo. Esa misma asociación pidió reunión con Sánchez y Bruselas pero no con la Generalitat», lamentan.

Finalmente, los mismos confidentes zanjan: «El presidente de la Generalitat sigue recibiendo a todo el que lo solicita y ha reiterado a todas las víctimas sin excepción su predisposición, así como la de todos los miembros de la Generalitat, junto con el teléfono personalizado de víctimas, el servicio permanente o el plan de salud mental de atención a víctimas», zanjan.