Defensa | Análisis militar (I)  La necesidad de un ejército europeo

Los acontecimientos recientes han puesto sobre la mesa la necesidad de que Europa disponga de un ejército propio, para poder hacer frente a las posibles situaciones de seguridad que afecten al continente.

En mi opinión, antes de siquiera considerar la necesidad y posterior organización de dicho ejército, sería necesario llevar a cabo un análisis en profundidad de lo que supone la seguridad de Europa en el nuevo escenario que se abre por la actual administración de los EE.UU. y el inicio de las conversaciones de paz para detener la guerra en Ucrania por la invasión rusa de su territorio.

Es prematuro saber y ni siquiera intuir en qué términos se firmará esa paz o si será un alto el fuego según el modelo de la península de Corea o una paz más estable y duradera.

Hasta ahora solo tenemos declaraciones y previsiones por parte de los EE.UU., que vienen a confirmar unas líneas de acción estratégicas desde al menos la administración Obama, continuando con más fuerza con la primera administración Trump, e incluso con la tibia política de la administración Biden.

En este momento, en el segundo mandato de Trump, parece que su línea de acción estratégica está más definida y se ha explicitado crudamente en los discursos y manifestaciones en los prolegómenos de las referidas conversaciones de paz en Ucrania.

Por todo esto, y desde el punto de vista de seguridad y defensa en Europa, ya se pueden constatar una serie de circunstancias muy relevantes:

• Los EE.UU. están dejando claro que sus prioridades estratégicas ponen a Europa y su seguridad en bajo índice de prioridad.

• Como consecuencia el pacto transatlántico y su vínculo queda muy debilitado y parece necesario revisar el Tratado de Washington por el que se crea la OTAN, al menos en su artículo 5 de importancia crítica para la seguridad de Europa.

• En el campo de seguridad y defensa existen en el continente dos grandes organizaciones supranacionales: la UE y la OTAN cuyo papel es necesario evaluar y en su caso reformar.

• La práctica totalidad de las naciones europeas pertenecen a la OTAN después de la incorporación de Finlandia y Suecia.

• Hay naciones como RU y Noruega de gran importancia en temas de seguridad que no pertenecen a la UE.

• La UE es un proyecto a largo plazo muy exitoso en aspectos económicos y comerciales, pero menos en temas de acción exterior y seguridad común, aunque esté dando pasos en ese sentido.

• El alcanzar una política de seguridad y líneas estratégicas comunes tiene grandes dificultades por los diversos interese de los países miembros.

Parece claro que el orden estratégico mundial diseñado después de la GMII, ya no resuelve los problemas de seguridad, y por contra, parece que se están poniendo las bases para un nuevo orden con las características siguientes:

-Dos grandes focos de poder (EE.UU. y China) lo que supone un orden bipolar superpuesto a la existencia de una potencia perturbadora (Rusia) y la existencia de varias zonas regionales como potenciales riesgos (Oriente Medio, India, resto del continente americano, zona del mediterráneo y el resto de África, el Pacífico y el resto de Asia)

-Europa tendrá que definir su posición en este nuevo orden, en el que no constituye una Nación unitaria, como lo son EEUU, Rusia y China, y aunque disponga de estructuras y normas de coordinación entre los diferentes estados, tiene muy difícil competir en términos de seguridad y defensa, al menos de momento.

-Por todo ello, Europa tiene muy complicado disponer de un ejército con la misma organización y eficacia de las naciones expresadas. Sin embargo, y teniendo claro que Europa tiene que jugar un papel estratégico en todos los ámbitos, incluidos seguridad y defensa, tendrá que hacerlo de forma realista y con ambición aprovechando las estructuras y medios de que dispone además de reforzar la coordinación de las acciones de los países y alcanzar un nivel de liderazgo mayor que el actual.

Una vez analizada la situación y haber reflexionado sobre las circunstancias que nos han llevado a esta situación, por lo vivido en el siglo XX, pero no tanto en el siglo XXI, a pesar de las continuas advertencias de nuestro aliado transatlántico, toca afrontar la compleja y difícil situación de la seguridad y defensa en Europa.

La creación de un ejército europeo o para ser más precisos, conseguir un eficaz sistema de seguridad y defensa, no se puede limitar a disponer de unidades militares con preparación de combate y bien dotadas o no solo con eso.

La experiencia de Ucrania

La experiencia de la guerra en Ucrania ha dejado claro varios asuntos en este campo:

• Rusia es el enemigo claro para la seguridad europea.

• Su ejército convencional no es tan peligroso como se creía, así como la preparación de sus combatientes, y menos en este momento después del conflicto, lo que nos proporciona un tiempo valioso para conseguir nuestro esquema.

• Su armamento y equipo tampoco es especialmente reseñable, excepto en lo que siempre fue su fortaleza (la artillería en sus diversas formas)

• Las fuerzas navales y aéreas tampoco son especialmente reseñables.

• Su fortaleza es su arsenal nuclear y su régimen político que con su autoritarismo y propaganda puede alargar un conflicto en el tiempo aunque suponga un enorme sacrificio para su población que no tiene la misma capacidad de influencia sobre su gobierno, como, la que tiene nuestra población.

Teniendo en cuenta todo lo anterior, el planeamiento de un esquema de seguridad y defensa para Europa debe ser creativo en su organización y muy respaldado por las naciones, hasta el punto de que si alguna nación no está dispuesta a participar debe ser excluida del esquema, aunque suponga una seria crisis europea.

Como se ha expuesto, Europa no es una Nación/Estado, y, en un principio, tiene que aprovechar sus diferentes organizaciones de seguridad y dar pasos firmes hacia una mayor coordinación y acercarse a una integración más fuerte, siendo conscientes que esto llevará su tiempo.

El esquema de defensa no son solo sus unidades de combate, sino sus órganos de mando y control y su logística, incluyendo la industria de la defensa.

Sobre todo, es mantener una posición firme y decidida para ejercer una disuasión creíble que haga desistir a sus potenciales enemigos, y que a su vez sea un respaldo de fuerza a las líneas estratégicas europeas.

Lo más llamativo y que se puede visualizar son las diferentes unidades de combate, y además es lo más fácil de conseguir.

Las diferentes unidades de tierra, mar y aire de las diferentes naciones europeas llevan tiempo participando de forma conjunta y combinada en misiones de todo tipo, y no solo en Europa, sino en otros escenarios y operaciones, y siempre bajo el control operativo de OTAN.

Por tanto, la organización de diversos contingentes terrestres, navales o aéreos no sería una dificultad importante. Se han ensayado procedimientos, normas y situaciones estandarizadas que resuelven los problemas de mando y control, y hacen posible esas organizaciones.

En conclusión, a nivel operacional y táctico no sería un problema, al disponer de unas potentes estructuras de mando y control OTAN, y también aunque de menos nivel en la UE, aunque posiblemente sería necesario retocar los tratados de ambas organizaciones, lo que será complejo y políticamente complicado que exigirá un profundo estudio y un consenso unánime, pero ha llegado el momento de afrontarlo.

A modo exclusivo de ideas y solo a efectos de pensar en ello, se podría:

- Modificar el artículo 5 de OTAN en el sentido de lo expresado por la administración Trump que no quiere involucrarse en la seguridad europea.

Por ello este país y cualquier otro que no deseasen un papel principal, pasarían a considerarse como la reserva estratégica en la nueva alianza, sobre todo en el sector nuclear, si Europa es atacada o amenazada con ese tipo de armamento.

En ese sentido, el pilar europeo de OTAN sería el obligado a aplicar el nuevo artículo 5 si una nación europea de la alianza pasa a ser atacada.

- El Cuartel General (CG) de la Alianza en Bruselas y sus organizaciones se mantendrían igual, pero dando más peso a la voz de la UE.

- Los CG desde SHAPE hasta los CG regionales de la alianza pasarán a estar bajo mando europeo con participación y si así lo consideran con el nivel adecuado de los países no europeos de la alianza.

- Habría un nuevo reparto de gastos en la alianza el que EEUU ya no sería el principal contribuyente.

Todas estas modificaciones son de una extraordinaria complejidad, pero sería muy ineficiente duplicar estructuras.

Y después de todo, lo más importante es lo más difícil y crítico: hacer que Europa hable con una sola voz, que tenga una finalidad clara estratégica, que pueda definir unas líneas estratégicas respaldadas por todos sus miembros, y por tanto una disuasión creíble.

Como conclusión, el papel de la UE debe revisarse en profundidad en los asuntos de seguridad y defensa, estableciendo un mecanismo de toma de decisiones eficaz y lo menos burocrático posible.

Como se ha dicho, si algún país no estuviera de acuerdo con el procedimiento debe quedarse fuera del paraguas protector del nuevo esquema de seguridad, y, aunque doloroso, es el único medio de que el esquema sea creíble y funcional en el nuevo orden de seguridad mundial.

Por otro lado, sería una forma de acortar los tiempos para un posible y deseable futuro de unos Estados Unidos de Europa.