Salvador Fuentes: «La feria es una escuela de convivencia»

¿Si la Diputación es el ayuntamiento de los municipios es su presidente el alcalde de todos los alcaldes? «En esta fiesta de Córdoba, que es también la fiesta de los pueblos, mi principal objetivo es que quienes hacen posible la feria —los trabajadores y trabajadoras— se sientan a gusto. Me acuerdo mucho de ellos y también de vosotros, cuya labor considero absolutamente encomiable».

Salvador Fuentes preside la Diputación de Córdoba y también encabeza una de las recepciones más potentes de la Feria de Nuestra Señora de la Salud. En su caseta, la de La Merced, ha habilitado una mesa para «los gráficos» a la que nos pegamos y acogemos a sagrado los currelas de la información. Justo en la otra parte hay un aire más institucional con los directores de medios, pero en esa mesa no disponen de un aparato de aire acondicionado como en nuestro sector. Sopla tanto la máquina que ha despeinado hasta a Jose House, y se agradece en una jornada, un recinto y un mes de mayo particularmente caluroso como el que está cayendo sobre nuestras cabezas.

Aunque esta es una recepción oficial, con sus autoridades civiles y militares, fuerzas vivas y sobrevivientes y asesores estirados que olvidan lo fugaz de la vida y lo siempre reversible de las circunstancias favorables, Fuentes, que agredece la asistencia de todos ellos (y ellas) no olvida que es el día grande de los trabajadores de la institución provincial que se han dado cita en esta jornada y de los otros trabajadores, los medios de comunicación, para los que Fuentes tiene todos los minutos de atención que se le reclaman, de chascarrillos y guasa y, por qué no, de cariño. Esta fiesta de mayo es la época propicia para los mejores sentimientos, incluso cuando la política es el escenario principal.

«La feria tiene algo especial: entre copa y copa se diluye cierta rigidez, dejamos atrás la corrección política y nos encontramos como lo que realmente somos, personas», nos dice Fuentes. Y añade: «En política no hay mala gente; se puede pensar de una forma u otra, pero al final uno descubre que hay personas valiosas en todos los espacios. Lo digo con conocimiento de causa, porque he estado en la oposición y en el gobierno, tanto en el Ayuntamiento como en la Diputación, y también en contacto con los pueblos. Hay buena gente en todas partes. Por eso debemos centrarnos en sacar lo mejor de cada uno y tender la mano para encontrar grandes soluciones a los grandes problemas».

Aunque estemos en feria este mismo miércoles -y bien temprano- la Diputación, que no para, ha presentado un plan para ayudar a los autónomos de los municipios con menos habitantes. «Es evidente que la ciudadanía no se mueve por cuestiones de nomenclatura. En este sentido, no comparto algunos planteamientos que se han hecho. Si realmente queremos garantizar la fijación de la población en los municipios pequeños y medianos, lo fundamental es generar oportunidades. Porque, si no hay oportunidades, nadie va a quedarse ni mucho menos decidir trasladarse allí», explica el presidente, que matiza: «Tenemos que hacer posible que la gente vea viable su proyecto de vida en su propia tierra, que pueda soñar y realizar ese sueño sin tener que marcharse. Y eso solo se consigue desde una acción transversal, coordinada entre todas las administraciones públicas. No es suficiente con ayudas puntuales o actuaciones aisladas. Necesitamos prestar servicios públicos de calidad, garantizar infraestructuras sólidas, corredores viarios y ferroviarios eficientes, suministro eléctrico y acceso al agua».

Y subraya: «No podemos hablar de fijar población si seguimos teniendo cortes de luz o problemas con el abastecimiento de agua. Se trata, en definitiva, de tener las mismas condiciones que el resto del territorio. Y en esa línea hemos venido trabajando».

Salvador Fuentes viste una americana color teja que lo destaca aún más entre los muchos asistentes que disfrutan de la recepción de la caseta, pero no es solo una cuestión cromática sino de actitud: el presidente atiende a los invitados, a la prensa y a todo aquél que se le acerca y está pendiente de que no falte un peregil. «La feria es una escuela de convivencia: te sientas a hablar con quien piensa diferente y, casi sin darte cuenta, acabas coincidiendo en muchas más cosas de las que imaginabas. Eso te enriquece y te hace mejor persona. Dejémonos de artificios y vayamos al grano, como se dice, 'al tajo' , a resolver de verdad los problemas de la gente».