Progresía embaucadora
El numerito del cuarto inquilino del Peugeot de la vergüenza no ha podido ser más cutre y demagógico en la cumbre de la OTAN celebrada en La Haya. Ese empeño ridiculo de querer llamar la atención, «desmarcándose» de unas conclusiones que llevan su firma, no es sino una expresión más de su denodado empeño en decir una cosa y hacer otra, pensando que las tragaderas de sus votantes son más anchas que la boca del volcán de La Palma.
Por desgracia este individuo sigue representando a España, aunque ya lo van conociendo en todas partes. Su demagogia no engaña a nadie, más allá de los cafeteros a quienes les da igual ocho que ochenta, con tal de que la pérfida derecha no se ocupe de administrar el interés general. Todo el papelito obsesivamente aislado y separado del sentir general de la Alianza, solo buscaba llamar la atención para distraer a la opinión pública de los temas graves que se ciernen sobre un gobierno y un partido totalmente desorientado. Mientras distrae a sus hinchas emperdenidos con gestos de falsa progresía, para que el populismo izquierdista no le coma la tostada, no le importa la imagen de España ni el escándalo de su Tribunal Constitucional que, entre distracciones, da vía libre a la Ley de Autoamnistia con la que este «progre» de vía estrecha compró a la ultraderecha catalana la presidencia del Gobierno.
Mientras el trilero juega a engañar, siguiendo su conducta habitual, nuestros aliados no ahorran calificativos como «paria», «villano», «aprovechado» para describir su conducta insolidaria. La defensa colectiva, le dicen, no pueden soportarla unos y disfrutarla todos. Las cargas deben ser iguales y proporcionales. Sabiendo lo que se ha firmado, otros, en tono más bien irónico, califican a nuestro hombre de un «genio» si consiguiera lo que propugna. A los demás se le quedaría cara de tontos si así fuera, como si la aprobación de un colectivo no afectara a todos sus miembros. Engañabobos se llamaría la maniobra del «genio».
La realidad es que el compromiso lo ha firmado España. Y se cumplirá porque el mismo alcanza varios años para llegar al porcentaje de PIB aprobado. Pasará como con la entrada del euro: España no cumplía ninguna de las condiciones para su entrada, pero vinieron los malos derechistas y, administrando correctamente, se cumplieron en tiempo récord todas las condiciones de solvencia y credibilidad que nos hizo formar parte de los 12 estados fundadores que introdujo la moneda única en circulación el 1 de enero de 1999 como moneda de cuenta y el 1 de enero de 2002 como monedas y billetes.
Igual pasará con estos juegos que se trae el sanchismo sobre la defensa de los gastos sociales y demás regates que utiliza para engañar a los que se quieren dejar engañar. Hundido el sanchismo, la derecha moderada y reformista, una vez más, ahorrará gastos superfluos, disminuirá ministerios, suprimirá chiringuitos, ahorrará pinganillos y demás gabelas y dedicará el dinero a la generación de riqueza y empleo. España cumplirá sus compromisos y la progresía sanchista, tan falsa como embaucadora, ocupará el triste lugar que la historia, que tanto le preocupaba, reserva a quienes no tienen principios.