
Calle de Frigiliana (Málaga).
Uno de los pueblos más bonitos de Andalucía, con vistas al Mediterráneo y rodeado por un Parque Natural
Es la postal icónica de la malagueña comarca de la Axarquía. Pasear por sus sinuosas y empinadas calles blancas y pararse en sus miradores es un lujo al alcance de todos
Es uno de esos pueblos de España que parecen hechos para la contemplación, para visitarlos con calma e interés. Como muchas otras poblaciones andaluzas, su origen se remonta a la época romana, pero es durante el período árabe cuando su fisonomía urbana adquirió carácter. Blanco, silencioso y colgado, como si de un balcón se tratase, entre la sierra Almijara y el Mediterráneo, Frigiliana ofrece, además de su carisma y su hospitalidad, una de las panorámicas más espectaculares y bellas de Andalucía y la Costa del Sol.
Además de su carisma y su hospitalidad, Frigiliana ofrece una de las panorámicas más espectaculares y bellas de Andalucía y la Costa del Sol
A solo seis kilómetros de la costa malagueña, y a las puertas del Parque Natural de las Sierras de Almijara, Tejeda y Alhama, este rincón de la Axarquía ha sabido conservar su esencia morisca mientras atrae cada vez a más viajeros que buscan algo más que playa: belleza, historia y naturaleza en perfecta armonía.
Calles de aroma andalusí

El rincón más fotografiado de Frigiliana.

La bonita Plaza de la Iglesia.
Este entramado urbano de pequeñas casas que se encaraman unas sobre otras conforman una estructura a la que muchos han calificado como el conjunto arquitectónico popular de origen árabe más puro de la provincia de Málaga. Entre los reconocimientos oficiales que le han sido otorgados destaca el Primer Premio Nacional de Embellecimiento de los Pueblos de España en 1982.
El conjunto arquitectónico popular de origen árabe de Frigiliana ha sido calificado como el más puro de la provincia de Málaga
Cada rincón de Frigiliana invita a la fotografía, pero también a la pausa; a mirar sin prisa, a dejarse llevar por el rumor del agua que baja de las acequias, a descubrir los doce mosaicos de cerámica que narran la historia del pueblo y su pasado morisco, truncado tras la rebelión de las Alpujarras.
Miradores al Mediterráneo

Mirador al pueblo de Frigiliana con el Mediterráneo al fondo.
Desde casi cualquier punto de Frigiliana se divisa el mar. En los días claros, el azul intenso del Mediterráneo se extiende hasta fundirse con el cielo. Uno de los mejores lugares para disfrutar de estas vistas es el mirador del Callejón del Peñón, que regala una panorámica inigualable del valle del río Higuerón, la costa de Nerja y, al fondo, la silueta de África en los días más limpios.
A las puertas de un Parque Natural

Vista aérea de Frigiliana.
Pero si algo distingue a Frigiliana es su situación privilegiada: el pueblo se encuentra a las puertas del Parque Natural de las Sierras de Almijara, Tejeda y Alhama, un espacio protegido de más de 40.000 hectáreas que se extiende entre Málaga y Granada.
Desde aquí parten rutas de senderismo que atraviesan barrancos, pinares y cumbres con vistas espectaculares. La más conocida es la del río Chíllar, que combina caminata y tramos por el cauce del río, muy refrescante en verano. También destacan los senderos que llevan a la Cueva de Nerja o al Pico del Lucero, uno de los techos de la provincia.
Artesanía, gastronomía y buen vino

Turistas de compras en el casco antiguo del pueblo.
Frigiliana no es solo paisaje: es también sabor. Su miel de caña, producida en la última fábrica de Europa que aún la elabora de forma artesanal, es célebre en toda Andalucía. El edificio que fue en el pasado el Palacio de los Condes de Frigiliana alberga hoy el ingenio azucarero donde se elabora esta famosa miel de caña. En los restaurantes del pueblo se puede probar con berenjenas fritas, junto a platos de tradición morisca y cocina local de montaña. Y para acompañar, los vinos dulces de la Axarquía, cada vez más valorados.
La miel de caña de Frigiliana, producida en la última fábrica de Europa que aún la elabora de forma artesanal, es célebre en toda Andalucía
El plato más típico de Frigiliana es el choto, pero también son típicos las migas, la arropía, la batata con miel, las tortas de San Juan, las marcochas y el vino moscatel, además de la mencionada miel de caña, elaborados en el pueblo. Las tiendas de artesanía, cerámica y productos locales completan una oferta que mantiene el equilibrio entre lo tradicional y lo acogedor. Porque algunas tradiciones artesanas autóctonas perviven en Frigiliana, y materiales como el esparto, las calabazas de agua, la cera, el cristal, la arcilla, madera o lana se convierten en bellas obras de singulares acabados que pueden adquirirse en los comercios del casco histórico. Una visita a este pueblo regala la esencia de los pueblos blancos de Andalucía, que siempre quedan en el recuerdo como un placer bien merecido.