
Jeff Bezos, en una imagen de archivo
Cine
Esta es la película favorita de Jeff Bezos: «Una obra maestra»
No es de ciencia ficción, no habla de dinero ni de tecnología. Pero logró conmover al hombre más poderoso del e-commerce
Mientras medio planeta habla del fastuoso bodorrio veneciano entre Jeff Bezos y Lauren Sánchez —con helicópteros sobrevolando góndolas, vaporetto VIPs y un desfile de famosos al más puro estilo alfombra roja—, nosotros vamos a fijarnos en un detalle mucho más terrenal: el hombre más millonario del planeta también tiene sentimientos. Y, sorpresa, ve películas. Como un mortal cualquiera.
Lo curioso no es que el magnate de Amazon se relaje viendo cine entre viaje espacial y reunión de accionistas, sino cuál es su película favorita. Porque si uno imaginara el film predilecto de un titán del capitalismo, pensaría en algo tipo El lobo de Wall Street o La red social. Pero no. Jeff Bezos se derrite con una historia italiana que mezcla ternura, tragedia y mucho amor filial: La vida es bella, de Roberto Benigni.
Sí, esa misma. La del padre que convierte un campo de concentración nazi en un juego para proteger a su hijo del horror. La vida es bella (1997) es una película italiana que narra la historia de Guido, un hombre judío alegre e ingenioso, y su hijo Josué, deportados a un campo de concentración durante la Segunda Guerra Mundial. Para proteger a su hijo de la brutal realidad, Guido le hace creer que todo es parte de un gran concurso para ganar un tanque. La cinta se divide en dos partes: una primera, luminosa, ambientada en la Italia prebélica, donde Guido se enamora de Dora; y una segunda, profundamente conmovedora, en el campo de concentración, donde el humor y el amor paternal se convierten en escudo frente a la barbarie.
Más que una historia de guerra, la película es una fábula sobre la esperanza, la imaginación y la capacidad del ser humano para hallar belleza incluso en el horror. Y eso, aparentemente, tocó la fibra de Bezos.
El multimillonario estadounidense no solo la ha visto: la reseñó personalmente en Amazon en marzo del año 2000, cuando aún era un CEO ambicioso con algo menos de pelo y mucha más discreción pública. Esto fue lo que escribió (y atención al entusiasmo): «Guau, una obra maestra. Esta película es todo lo que se dice de ella. Histéricamente divertida y, al mismo tiempo, lacrimógena: en última instancia, muy edificante. La fotografía también es fantástica: uso asombroso del color. Recomiendo encarecidamente verla con subtítulos».
Así, con su «Guau» inicial, Bezos dejaba claro que la historia de Guido le había conmovido de verdad. Y no es para menos. La película fue aclamada por crítica y público, ganó tres premios Oscar en 1999 (mejor actor, mejor película extranjera y mejor banda sonora), y quedó como uno de los filmes más memorables de finales del siglo XX.

Fotograma de La vida es bella
¿Qué tiene que ver con Bezos?
A simple vista, nada. Pero si lo pensamos, quizá no sea tan extraño. La vida es bella habla del poder de la visión, de convencer a otros de una realidad que aún no existe, algo que no es ajeno al fundador de Amazon. Mientras Guido finge que el campo es un juego para preservar la inocencia de su hijo, Bezos también soñó con un mundo que no existía aún: una tienda universal online, un sistema de envíos ultrarrápido, incluso la colonización del espacio. Ambos usaron la imaginación como fuerza transformadora. Uno para proteger; el otro, para construir.
Y si Guido defendía la ternura como resistencia, Bezos, entre cohetes y paquetes, parece recordar —al menos por dos horas de metraje— que la belleza también puede ser un acto de voluntad. Y que sí, incluso los hombres más ricos del planeta lloran con los subtítulos puestos.