
El ministro de Transportes y Movilidad Sostenible, Óscar Puente, en el 27 Congreso Provincial del PSOE de Granada.
El ministro Puente culpa a la Audiencia de Madrid de que no se cierre el caso de Begoña Gómez
Considera que la investigación sobre la mujer del presidente Sánchez es «una causa inquisitorial» que se ha convertido en un «sainete»
El ministro de Transportes, Óscar Puente, se ha levantado este Jueves Santo especialmente inspirado y se ha mantenido muy activo en las redes sociales. En uno de estos mensajes, ha considerado que responsabilizar al juez Peinado de que se mantenga el caso de la mujer del presidente del Gobierno, Begoña Gómez, «es un error».
Puente va un paso más allá y señala directamente a la Audiencia Provincial de Madrid porque «a través de los recursos presentados por las partes ha podido parar este bochorno hace mucho tiempo».
Eso sí, tampoco ha olvidado despreciar la investigación del juez ya que considera que el caso de Begoña Gómez es «una causa inquisitorial» que se ha convertido en «un sainete».
En su afán por extender las acusaciones contra todo, el ministro de Transportes ha olvidado que en la Audiencia Provincial de Madrid a quien responsabiliza también trabajan magistrados afines al Gobierno como la propia exministra de Justicia, Pilar Llop, aunque también es cierto que, tal y como adelantó El Debate, la exministra tuvo que renunciar a participar en la causa por haber formado parte del Ejecutivo de Pedro Sánchez.
Los ministros del Gobierno de Pedro Sánchez han emprendido una carrera contra el juez de la Audiencia de Madrid que está investigando si la mujer del presidente se benefició por el hecho de ser la mujer del presidente y si la Moncloa, sede de la presidencia, trabajó activamente en favor de Begoña Gómez.
Incluso alguien como el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, que durante décadas ejerció de juez criticó este miércoles duramente al juez Peinado a raíz de la declaración del miércoles del ministro de Presidencia y Justicia, Félix Bolaños.
Marlaska consideró que la instrucción del magistrado de Madrid es «el paradigma de lo que no es una instrucción, a diferencia del 99,9 % de las instrucciones de los jueces y juezas de este país, que realmente sí que son verdaderas instrucciones».