
Dos agentes de Policía Municipal de paisano a los que intentaron robarles el teléfono móvil
El policía municipal investigado por la muerte de un inmigrante puede no entrar nunca en prisión
La jueza lo investiga por un homicidio imprudente cuya pena oscila entre uno y cuatro años de cárcel
La familia de Abderrahim, de 35 años, natural de Marruecos clama justicia. «El que lo mató es un asesino racista. Quiero que vaya toda su vida a la cárcel. Eso sería justicia», claman los hermanos del fallecido. «No entendemos porque la jueza lo ha dejado en libertad», protestan, «pero vamos a luchar por él hasta el final».
Lo cierto es que Su Señoría dejó en libertad al agente de la policía municipal acusado de un delito de homicidio imprudente. Si se le considerase culpable de ese delito la horquilla de la pena va de un año a cuatro de prisión. En este caso, como el agente iba borracho en el momento de la muerte, su alcoholemia funciona como atenuante. Es decir, que rebajaría la eventual condena por debajo de los dos años y un día de prisión.
Este hecho implicaría que el policía municipal no entrara en prisión. Si además se le considera culpable en un futuro juicio, y él abonara la responsabilidad civil, estaríamos ante un segundo atenuante que podría dejar la pena en apenas un año de cárcel.
De momento ha quedado en libertad porque al ser español y tener arraigo y familia, Su Señoría ha considerado que es muy improbable que huya del país: no existe riesgo de fuga. También lo ha decidido a la espera de conocer que dictamina la autopsia sobre la causa de la muerte.
En cualquier caso, cuantos más días pase en libertad provisional ahora mismo, cumpliendo con sus obligaciones: ir a firmar los lunes al juzgado y no salir del país, más difícil será que otro juez dictamine su prisión provisional.
La muerte ocurrió el pasado martes por la noche. Un agente de la policía municipal y su amigo quedaron a cenar: bebieron y comieron. Cuando salieron del restaurante, Abderrahim les robó un móvil. Los dos corrieron detrás de él. Lo alcanzaron, lo tumbaron en el suelo y lo retuvieron a la espera de que la policía acudiese a detenerlo.
El problema fue que la técnica de inmovilización probablemente acabó con su vida. Todo apunta a que murió asfixiado, aunque no se descartan otras patologías previas. Varios transeúntes gritaron a los agentes que lo liberasen que se asfixiaba, pero no hicieron caso.