
Vista de Valldemosa y su Real Cartuja.
Uno de los pueblos más bonitos de España, con vistas a la sierra y donde Chopin se refugió con su amante
En un pueblo escondido entre los olivares y encinares de la mallorquina sierra de Tramontana encontraron Chopin y George Sand el refugio perfecto para inspirarse. Y solo hay que verlo para entender por qué
La isla de Mallorca figura en todos los catálogos turísticos como uno de los paraísos del Mediterráneo más demandados por sus calas, playas y pueblos de costa. Pero hay un lugar en el interior de la isla, escondido entre los paisajes verdes de la sierra de Tramontana, apenas a 17 kilómetros de Palma, que se ha ganado con merecimiento el calificativo de uno de los pueblos más bonitos de España.
Ubicado apenas a 17 kilómetros de Palma, Valldemosa se ha ganado con merecimiento el calificativo de uno de los pueblos más bonitos de España
Con una población de aproximadamente dos mil habitantes, Valldemosa es el pueblo situado a más altura de las Islas Baleares, a 437 metros sobre el nivel del mar. Su historia se remonta a la época islámica y nada más llegar el visitante es seducido por un entorno natural incomparable, donde olivos centenarios y encinares bien conservados dibujan un paisaje digno de ser explorado.
Calles con encanto

Jóvenes turistas en una calle de Valldemosa.
El tradicional encanto de sus coquetas callejuelas empedradas, casas antiguas de piedra con contraventanas verdes y macetas floridas forman un conjunto, en el corazón de la sierra, que parece detenido en el tiempo. Pero este pintoresco pueblo, reconocido por la UNESCO como parte del patrimonio mundial en la categoría de paisaje cultural, no solo cautiva por su estética: también por su historia y su legendaria conexión con la música.
La cartuja de Chopin

La espectacular Cartuja de Valldemosa.
Entre los tesoros de este pueblo singular destaca la Real Cartuja de Jesús de Nazaret, más conocida como Cartuja de Valldemosa, un monasterio construido en el siglo XIV que fue residencia de la realeza española y del compositor Frederic Chopin y su amante, la escritora George Sand, que encontraron la inspiración en su encanto único. Durante la estancia de la célebre pareja durante el invierno de 1838-1839 Chopin compuso sus Preludios Opus 28 y Sand escribió Un invierno en Mallorca, que retrata la vida en la isla con mirada crítica y fascinada a partes iguales. Hoy la Cartuja se puede visitar, y en sus salones se conserva el piano Pleyel del compositor, además de documentos y objetos personales.
Visitantes ilustres

Las calles de Valldemosa penetran la retina del viajero.
Pero Valldemosa no vive solo de su pasado. Es un pueblo vibrante, con galerías de arte, tiendas de artesanía y agradables cafeterías donde degustar una de sus especialidades más conocidas: la coca de patata, acompañada de helado de almendra o de un café con leche. Tomarla en una terraza de la plaza, mientras se contempla el ir y venir de los visitantes, es uno de los grandes placeres de cualquier escapada a este rincón mallorquín.
Jovellanos fue encarcelado en la torre de la Cartuja de Valldemosa y Rubén Darío también la visitó, pero este por su propio pie
La estética y la belleza serena de Valldemosa ha atraído a lo largo de las décadas a numerosos políticos, artistas, intelectuales y viajeros, algunos por interés y otros por obligación. Fue el rey Sancho I de Mallorca quien mandó construir el palacio que daría lugar a la Cartuja y entre sus ilustres visitantes se cuentan Jovellanos (que fue encarcelado en la torre de la Cartuja entre 1801 y 1802), Rubén Darío (que se hospedó en la Cartuja durante el invierno de 1913) o Jorge Luis Borges, que estuvo también a principios del siglo XX. Con el paso del tiempo la Cartuja y Valldemosa se han convertido en un escenario para celebridades de todo tipo: desde modelos como Claudia Schiffer hasta actores como Leonardo DiCaprio, Michael Douglas y Catherine Zeta Jones), deportistas como Boris Becker o músicos como Art Garfunkel, entre muchos otros.
Rutas de senderismo

Cafetería y panadería del pueblo.
Valldemosa es asimismo el punto de partida para aventureros y amantes de la naturaleza. Desde aquí se abren las puertas a numerosas rutas de senderismo, como la Ruta de la Pedra en Sec (GR 221), que serpentea a través de la sierra de Tramontana, y el emblemático Camino del Archiduque, diseñado por el Archiduque Luis Salvador de Austria. Este sendero ofrece vistas espectaculares de cimas como el Teix y el Puig Caragolí, y es un testimonio del amor de este archiduque por la naturaleza mallorquina. También parten caminos hacia la ermita de la Santísima Trinidad, fundada en 1648, los miradores de Miramar y los bosques que envuelven al cercano Deià, otro de los pueblos más artísticos y bucólicos de la mayor de las islas Baleares.