Petardos y pájaras
¿Qué clase de organización es el PSOE para que un portero de puticlub en excedencia tenga bajo llave los mensajes de todo un presidente del Gobierno?
Lo dije el otro día: de los mensajes de Pedro Sánchez lo que más me sorprende no es su contenido, sino su procedencia. ¿Qué clase de organización es el PSOE para que un portero de puticlub en excedencia tenga bajo llave los mensajes de todo un presidente del Gobierno? Más allá de lo evidente, esta extraña cadena de custodia confirma que en la banda del Peugeot (Sánchez-Koldo-Ábalos) nadie se fiaba de nadie, como en las películas de mafiosos.
Si algo bueno ha tenido la filtración de los mensajes es que ha obligado a Sánchez a esconderse. Y eso es bueno para todos, porque mientras Sánchez no comparece el país sigue a lo suyo, como aquella vez que Bélgica estuvo 541 días sin Gobierno entre 2010 y 2011 y su economía prosperó mucho mejor que la media europea (y mucho mejor que la española, por supuesto, que por entonces estaba en manos del abedul Zapatero y su rasputín Rubalcaba). Así que bien: cuanto menos haga, mejor. Hay que agradecer que el tiempo que permanece escondido no está insultando, ni aprobando cesiones al separatismo, ni dividiendo al país con erosivos planteamientos. Por tanto, siga.
En segundo lugar, de los mensajes se deduce que para Sánchez hay dos PSOE. Uno que no le gusta nada (el de Page, Lambán y Fernández Vara) y otro que le gusta poco (su Consejo de Ministros) como prueban las rajadas sobre Pablo Iglesias y Margarita Robles, a quien llama «pájara» y dice que duerme «con el uniforme puesto».
Vaya por delante que a mí no me da ninguna pena Margarita Robles, que está en el Gobierno porque quiere. Tiene 68 años y supongo que la casa pagada. Así que una jueza que ha tragado con los indultos, la amnistía y la reforma del Código Penal a imagen y dictado del separatismo no me despierta ninguna compasión. Pero sí me pregunto por qué la eligió Sánchez, si no se fía de ella. Porque oye, Page, Lambán y Vara venían con la casa, como suele decirse, te los tienes que comer porque eran anteriores a tu llegada a la secretaría general. ¿Pero una ministra? Se supone que tu equipo lo formas tú cuando eres la segunda autoridad del Estado, excepción hecha de los ministros de Podemos (primero) y de Sumar (después) que te has tenido que tragar para pernoctar en la Moncloa. ¿Pero los ministros del PSOE? Si no te gustan, ¿qué te impide prescindir de ellos?
Me pregunto quién gobierna España, entonces, si a Sánchez no le gustan sus ministros. ¿Alguien le está haciendo las alineaciones a nuestro presidente?