
Es esencial controlar el nivel de volumen de los auriculares
¿Escuchas con claridad pero no entiendes? Podría ser un signo de pérdida auditiva
Uno de los principales peligros asociados al uso continuado de auriculares está relacionado con el volumen al que se reproduce el sonido
El uso frecuente de auriculares se ha convertido en una práctica común en el día a día de muchas personas, ya sea para escuchar música, atender reuniones virtuales o realizar llamadas telefónicas. Esta tendencia se ha visto impulsada por el desarrollo de dispositivos cada vez más pequeños, ligeros y ergonómicos, que resultan casi imperceptibles durante su uso. Sin embargo, esta comodidad puede esconder riesgos considerables para la salud auditiva.
Uno de los principales peligros asociados al uso continuado de auriculares está relacionado con el volumen al que se reproduce el sonido. El doctor Carlos Ruiz Escudero, jefe del Servicio de Otorrinolaringología del Hospital Universitario Quirónsalud Madrid, advierte que «las principales razones por la que la utilización de auriculares nos puede dañar son por el volumen de la fuente sonora, el tiempo de uso (que debe estar limitado), y tener un cuerpo extraño adosado al pabellón auditivo puede dar problemas de infecciones, dermatitis y, alteraciones de la piel de la zona». Además, añade que «los auriculares también pueden ser el origen de tapones de cerumen, que es un hecho cada vez más frecuente en las consultas».
El especialista incide en que «fundamentalmente, la pérdida de audición se asocia a la intensidad del sonido. A partir de los 90 decibelios el oído interno empieza a sufrir pérdida auditiva, y es frecuente que la pérdida de audición se asocie a la aparición de tinnitus». Este último se describe como una percepción de zumbido o ruido constante que únicamente oye el paciente. «El tinnitus es un ruido que sólo percibe el paciente. Suele ir asociado a las pérdidas auditivas, aunque se puede dar sin ella. En algunos pacientes, asociado a aspectos emocionales, este sonido continuo se percibe como muy incómodo», explica el doctor Ruiz Escudero.

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El proceso de audición involucra una compleja cadena de transmisión de vibraciones desde el exterior del pabellón auditivo hasta el cerebro. El sonido, tras llegar al tímpano, pasa por los huesecillos del oído medio hasta el oído interno, donde unas células especializadas convierten estas vibraciones mecánicas en señales eléctricas que son interpretadas por la corteza cerebral. Si estas células, conocidas como células ciliadas, se ven sometidas a un estímulo excesivo y prolongado, su estructura se deteriora. Según el doctor, «el aumento de la movilidad de las células del oído interno termina dañando estas células, que se denominan ciliadas. Al dañarse, la transducción entre el impulso mecánico y el impulso eléctrico deja de darse, por lo que se produce la pérdida auditiva».
Para minimizar estos riesgos, el otorrinolaringólogo recomienda seguir varias pautas preventivas. En primer lugar, es esencial controlar el nivel de volumen. «La primera es controlar la intensidad sonora. Los dispositivos deben llevar un límite de intensidad sonora (la mayoría ya lo llevan)». En segundo lugar, se aconseja moderar el tiempo de uso. «Habría que limitar las horas de uso. En este aspecto no hay un consenso, porque no todo el mundo tolera igual unos auriculares. Lo ideal es llevarlos puestos el menor tiempo posible. Si se portan todo el día seguro que a la larga va a generar problemas en el oído. Mi consejo es que se pueden utilizar durante una llamada y, al finalizar, hay que quitárselos. En el diseño de los cascos, recomiendo los que se coloquen lo más externamente posible».
Por último, el doctor señala que una señal de advertencia de deterioro auditivo puede no ser la simple disminución de la audición, sino la dificultad para entender lo que se escucha. «Es muy común que los pacientes refieran: Doctor, oigo, pero no entiendo o el ruido me molesta. Esta afirmación puede parecer un contrasentido, sin embargo, es muy común en las personas que padecen pérdida de audición. Ante cualquiera de estos síntomas se ha de acudir al otorrino a que realice una exploración y una audiometría».
Así, aunque los auriculares ofrecen una forma cómoda de interactuar con el entorno sonoro, su uso inadecuado puede acarrear consecuencias serias para la salud auditiva. La moderación en el volumen y en el tiempo de uso, junto con una adecuada higiene, son claves para evitar daños permanentes.