Fundado en 1910
Ilustración que representa los cinturones de Van Allen con una sección transversal de las dos rosquillas gigantes formadas por la radiación que rodea la Tierra

Ilustración que representa los cinturones de Van Allen con una sección transversal de las dos rosquillas gigantes formadas por la radiación que rodea la TierraCentro de Vuelo Espacial Goddard/Estudio de Visualización Científica de la NASA

Ciencia

Qué son las regiones «en forma de rosquilla» que rodean la Tierra y por qué son importantes

Estos cinturones fueron descubiertos en 1958 por el astrofísico James Van Allen, quien demostró que era viable traspasar las regiones de menor intensidad radiactiva para alcanzar el espacio exterior

Uno de los principales retos que deberán afrontar los astronautas en una misión hacia Marte será la radiación de alta energía procedente del viento solar, las tormentas solares y los rayos cósmicos galácticos originados fuera del sistema solar. Esta exposición supone un peligro mucho mayor para los humanos que la radiación utilizada en procedimientos médicos como radiografías o tratamientos contra el cáncer.

La Tierra se encuentra protegida frente a este tipo de radiación gracias a su magnetosfera, que actúa como un escudo atrapando las partículas más energéticas y desviando tanto las tormentas solares como el flujo constante del viento solar. Estas partículas forman dos zonas concéntricas alrededor del planeta, conocidas como cinturones de Van Allen, con forma de enormes anillos. El cinturón exterior está compuesto por partículas energéticas provenientes del Sol, mientras que el interior se genera a partir de las interacciones de los rayos cósmicos con la atmósfera terrestre.

Para acceder al espacio profundo, los astronautas deben atravesar estas zonas de radiación, por lo que se hace imprescindible hacerlo de forma rápida para minimizar los riesgos. Además, los equipos electrónicos a bordo de satélites y naves espaciales también requieren blindajes adecuados para evitar daños durante el tránsito por los cinturones de Van Allen.

Estos cinturones fueron descubiertos en 1958 por el astrofísico James Van Allen, quien demostró que era viable traspasar las regiones de menor intensidad radiactiva para alcanzar el espacio exterior, un hallazgo clave para la exploración del sistema solar.

La Estación Espacial Internacional (EEI), finalizada en 2011, se encuentra en una órbita terrestre baja, a unos 400 kilómetros de altura, lo que permite a los astronautas evitar una exposición prolongada a estos niveles de radiación, reduciendo los riesgos asociados a sus estancias.

Sin embargo, con las misiones Artemis, la NASA prevé ir más allá de esta órbita. A finales de 2025, está previsto que los astronautas lleguen al Polo Sur de la Luna, como paso previo para un futuro viaje a Marte. Dado que un desplazamiento hasta el planeta rojo puede durar entre seis y nueve meses, resulta indispensable desarrollar tecnologías y realizar estudios previos en la superficie lunar.

La Luna, por su cercanía, se presenta como el entorno ideal para estudiar las consecuencias de las condiciones extremas del espacio profundo sobre los seres vivos. Factores como la gravedad alterada, la intensa radiación cósmica o la ausencia de atmósfera respirable suponen desafíos cruciales para la supervivencia humana fuera del planeta.

comentarios
tracking
OSZAR »