
Rafa Nadal, en una imagen de archivo
La nueva etapa de Nadal en República Dominicana con su familia
El extenista de 39 años planea pasar cada vez más tiempo en su segunda residencia del exclusivo complejo de Playa Nueva Romana
Rafa Nadal ha cambiado las pistas de tierra batida por la arena blanca del Caribe, el rugido del público por el murmullo constante del mar y el ritmo frenético del circuito profesional por la calma de una hamaca con vistas infinitas al mar Caribe. El «gladiador de Manacor» ha entrado en una nueva etapa, a sus 39 años: más tranquila, concediendo tiempo a su familia.
Mallorca sigue siendo su ancla emocional, pero cuando quiere desconectar del todo cruza el Atlántico hasta Playa Nueva Romana, un rincón paradisíaco en la República Dominicana, situado al sureste de la isla. A solo 45 minutos de Santo Domingo, este santuario caribeño se ha convertido en su segunda casa.
Este exclusivo enclave turístico y residencial ocupa más de 600 hectáreas de cocotales, playas vírgenes, campos de golf y villas de ensueño. Fue en 2012 cuando el ex-número uno mundial adquirió aquí una propiedad por unos 495 000 euros; hoy, reformada y adaptada a sus exigencias, la villa está valorada en más de 2 millones. De estilo moderno y minimalista —muy alejado del aire victoriano que predomina en la zona—, la casa ocupa 227 metros cuadrados, tiene vistas directas al mar y se sitúa frente a un campo de golf de nueve hoyos. Diseñada especialmente para él, la residencia se ha convertido en su refugio de calma y arquitectura inteligente, un espacio pensado para la introspección y no para el exhibicionismo.
Playa Nueva Romana no es un resort al uso, sino una comunidad cerrada que combina la experiencia de un hotel cinco estrellas con la privacidad de una urbanización de lujo. Dos kilómetros de playas de postal, dos campos de golf de campeonato, un exclusivo club de playa, spa, gimnasio, zonas deportivas, restaurantes gourmet, salón de yoga, canchas de tenis y pickleball, supermercado, peluquería, casino e incluso petanca. Todo está diseñado para quienes buscan excelencia, pero también anonimato. Las villas más exclusivas superan los 550 mil euros, mientras que los apartamentos parten de unos 190 mil. El proyecto pertenece al Grupo Piñero, con sede en Mallorca, lo que refuerza aún más el vínculo emocional entre el lugar y su residente más ilustre.
Aquí, la vida transcurre a otro ritmo: sin agendas, sin cámaras, sin la presión de ser el mejor. En este nuevo escenario el mar es el gran protagonista. «Bucear me saca del mundo y me deja pensar», confesó en una entrevista. No cuesta imaginarlo sumergido durante horas en silencio, rodeado de peces de colores y arrecifes, tan lejos del ruido como de la competición. A veces, seguro, lo hará desde su imponente catamarán Great White, un Sunreef 80 Power valorado en 5,5 millones de euros y galardonado en la categoría Best Cat de la 33.ª edición de los premios Best of the Best que otorga la revista de lujo norteamericana Robb Report. Lo adquirió en 2020 y tiene capacidad para ocho invitados; sus 23,95 m de eslora y 12 m de manga albergan cuatro cabinas.
Aunque ya no compite, Nadal no se ha desvinculado por completo: su fundación sigue apoyando a niños en riesgo de exclusión, su academia en Manacor forma a las futuras promesas del tenis y su imperio empresarial —hoteles, restaurantes e inversiones inmobiliarias— continúa creciendo. Su fortuna supera los 550 millones de euros, pero no es eso lo que define su nueva vida. Tras la emocionante final de Roland Garros 2025 entre Carlos Alcaraz y Jannik Sinner, su tuit de felicitación resonó en todo el mundo: corto, sobrio, pero con la autoridad de quien sabe lo que es ganar allí 14 veces.
Rafa, además, está viviendo una etapa feliz, porque él y su mujer, Mery Perelló, ampliarán la familia dos años y medio después de la llegada de su primer hijo, Rafa. Mery está embarazada de siete meses, se encuentra bien y mantiene su rutina habitual.