La militarización del Tesoro y nuestra privacidad
Las sanciones a Rusia y las expulsiones previas del sistema SWIFT de entidades financieras venezolanas, chinas o iraníes han empujado a estos países a encontrar vías alternativas para realizar el comercio en sus propias monedas nacionales
A través de la Oficina de control de activos extranjeros, la Administración estadounidense puede bloquear activos soberanos, congelar reservas extranjeras depositadas en bancos de ese país y sancionar, indirectamente, a terceros países que comercien con estados considerados «disidentes» para la seguridad nacional norteamericana.
El profesor de la Universidad Complutense de Madrid Juan Carlos Fernández Cela llama a esto la militarización del Tesoro norteamericano en un interesante trabajo publicado por el Instituto Español de Estudios Estratégicos. Lo hace analizando la fractura que está en marcha en el orden financiero internacional. Esta fractura no se ha desencadenado por la guerra arancelaria pero ésta sí ha ensanchado su grieta.
En el centro de la cuestión está la impugnación del dólar como moneda de reserva mundial; la piedra de bóveda que sostiene a las relaciones monetarias mundiales junto a otros elementos de arquitectura financiera como el sistema Swift que permite interoperar a los bancos del mundo.
En opinión de Fernández Cela, las sanciones a Rusia y las expulsiones previas del sistema Swift de entidades financieras venezolanas, chinas o iraníes han empujado a estos países a encontrar vías alternativas para realizar el comercio en sus propias monedas nacionales. Técnicamente esto es posible a través del respaldo que los bancos centrales prestan cuando actúan interconectados vía mecanismos swaps.
Los swaps de divisas (currency swaps en inglés) son acuerdos financieros entre dos partes para intercambiar flujos de efectivo en diferentes monedas, y pueden utilizarse estratégicamente para evitar la necesidad directa de realizar transacciones en dólares estadounidenses.
Por ejemplo, si India y Rusia tienen un acuerdo de swap de divisas entre sus bancos centrales, de hecho lo tienen, pueden intercambiar rublos y rupias para pagar productos sin necesidad de convertir primero a dólares. Esto ha sido utilizado por varios países (como China, Rusia, Irán o Turquía) para reducir su dependencia del dólar y facilitar el comercio bilateral. El resultado es la creación de nódulos monetarios internacionales alternativos al imperio del dólar. En definitiva, un proceso hacia una lenta pero progresiva desdolarización monetaria. La moneda mundial de reserva sigue siendo la misma, pero su influencia disminuye.
El comercio forma parte de la guerra híbrida; lo hace junto a las acciones bélicas, los ciberataques y la propaganda. Los propios aranceles, dependiendo de su gestión, pueden provocar el desabastecimiento de los países sancionados, el hambre de su población o el cierre de sus empresas.
Entre las reacciones que se están levantando frente al mantenimiento del dólar como moneda de reserva mundial están las cripto monedas respaldadas y monitorizadas por los bancos centrales; unos medios de pago marcadamente diferentes a las cripto monedas convencionales. El euro digital, por ejemplo, se ubicaría en esta línea y buscaría ser una de las monedas mundiales de referencia en una zona que se proyectaría hacia África occidental y parte de Asia, además, naturalmente, de la propia Europa.
Los riesgos y ventajas de las cripto monedas bajo el control de los bancos centrales son conocidas. De entre los primeros destaca la posibilidad de que, en cualquier momento, el banco central pueda aplicar una política monetaria restrictiva con sólo cambiar el valor de los ahorros que el ciudadanos guarda en su cripto cartera.
El euro digital bajo el control del BCE tiene entre sus principales opositores a los eurodiputados adscritos al grupo «Patriotas por Europa». Según Jorge Buxadé, representante de la delegación de Vox en este grupo del Parlamento Europeo, el euro digital es una «imposición» que busca controlar los ahorros de los europeos y podría permitir a las instituciones imponer restricciones de gasto basadas en criterios ideológicos o climáticos.
Lo cierto es que, la militarización del Tesoro estadounidense basa su poder en el papel central del dólar. Un papel que cada vez más ponen en entredicho acuerdos y bolsas donde se negocian materias primas en monedas diferentes. Posiblemente los casos más flagrantes son los de la bolsa de petróleo de Shanghái donde se negocia en yuanes, o la de uranio en Kazajistán donde se negocia en rublos.
EE.UU. tiene que colocar anualmente más de dos billones de dólares adicionales en deuda pública. Para colocarlos necesita que la mayor parte de países del mundo dispongan de reservas de dólares suficientes. Ya veremos.
- José Manuel Cansino es catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Sevilla, profesor de San Telmo Business School y académico de la Universidad Autónoma de Chile / @jmcansino