Ejecución de los comuneros de Castilla, del romántico Antonio Gisbert (1860)

Ejecución de los comuneros de Castilla, del romántico Antonio Gisbert (1860)El Debate

La derrota que celebran (muy pocos y cada vez menos) castellanoleoneses en su día regional

El día de Castilla y León, que se celebra cada 23 de abril en la localidad vallisoletana de Villalar, recuerda la batalla en ese lugar durante la guerra de las comunidades de Castilla de 1521

Quedan ya muy lejos aquellas imágenes de la Transición cuando dos centenares de miles de castellanoleoneses celebraban el día de Castilla y León en Villalar de los Comuneros. Hoy en día, apenas secunda la fiesta en la localidad vallisoletana una décima parte de asistentes.

Su carácter castellanista ahuyenta a buena parte de los leoneses y su sesgo izquierdista, a más de la mitad de la población castellanoleonesa, que ve cómo lo que abundan cada 23 de abril son muy pocas banderas autonómicas y muchas castellanas, republicanas e incluso comunistas.

Según Vox, que preside la Fundación de Castilla y León, encargada hasta hace un lustro de promocionar la fiesta, ésta está «secuestrada por la izquierda» y desde el Consistorio villalarino critican la poca implicación económica de la Junta, que, en todo caso, este año ha destinado 190.000 euros para su celebración.

Asimismo, entidades leonesistas rechazan de plano los festejos. «La Junta sigue empeñada en conmemorar una derrota y en celebrar una identidad que no existe, utilizando recursos de todos los leoneses y castellanos, que nosotros no aceptamos ni celebramos», apuntaba hace unos días Eduardo López Sendino, vicesecretario general de Unión del Pueblo Leonés.

Tres líderes decapitados

Pero, más allá de polémicas, ¿qué es lo que conmemoran (muy pocos y cada vez menos) castellanoleoneses en su día regional? Pues no es otra cosa que el aniversario de la batalla decisiva para las entonces Comunidades de Castilla, que se produjo el 23 de abril de 1521 y se saldó con la decapitación de los tres líderes comuneros: Juan de Padilla, Juan Bravo y Francisco Maldonado.

La batalla enfrentó a las fuerzas realistas partidarias del Rey Carlos I, que lideraban Íñigo Fernández de Velasco y Mendoza, gobernador del reino en ausencia del Monarca, y las comuneras de la Santa Junta conformada en Ávila un año antes. El de Villalar, y el resto de enfrentamientos de la guerra de las comunidades de Castilla (1520-1522), que se prolongaron hasta 1522, suscitan división entre los historiadores, que discuten sobre si fue una revuelta antiseñorial, una revolución burguesa o una revuelta antifiscal.

La realidad es que la llegada al trono de Carlos I, que fue a las Cortes de Valladolid de 1518 sin hablar casi nada de castellano y junto a una corte compuesta por flamencos, hizo saltar las alarmas de las élites castellanas -entre ellas, clérigos-, que temían perder poder y estatus con un Monarca nacido en Gante y al que consideraban un extranjero.

La figura del Rey generó un fuerte rechazo que se fue extendiendo a las distintas capas de población -como los labriegos- de numerosos municipios castellanos, tales como Toledo, donde se sofocó finalmente el levantamiento, en 1522, Valladolid, Zamora, Segovia, Salamanca, Medina del Campo o Ávila, ciudad en la que los comuneros constituyeron la mencionada Santa Junta desde la que se articulaban sus reivindicaciones.

Sea como fuere, y más allá de celebraciones previas, el día de Castilla y León quedó designado en el estatuto de autonomía, aprobado en 1983. En su artículo 6.3 queda estipulado que la fiesta oficial de la región es el 23 de abril, y en la posterior Ley 3/1986, su artículo único reza que «se establece como fiesta a todos los efectos en el territorio de la Comunidad de Castilla y León el día 23 de abril de cada año».

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