Explosión de luz y color
Con el mes de mayo la ciudad se convierte en un jardín que brota con intensidad. En los días luminosos de plena primavera, todo se hace nuevo en cada uno de los rincones donde se abre una flor. Los geranios y las gitanillas, que serán reemplazados por el jazmín y la dama de noche en los meses de verano, adornan patios, cruces, rejas y balcones; también colgarán de las paredes de muchas casetas de feria, convirtiéndose el arte de lo efímero en ese leitmotiv de las fiestas que se van sucediendo ininterrumpidamente a lo largo de varias semanas. La vida se traslada a las calles y a las plazas; allí se convocan familias y amigos y Córdoba resplandece en cada cita, en cada ocasión festiva propiciada por la amplia y diversa gama de eventos.
Al compás de unas sevillanas y de otros palos del flamenco, se desata el alborozo. El traje de faralaes, gitana o flamenca, que hay nombres para cada gusto, realza la hermosura más si cabe de la mujer cordobesa. En Córdoba, ya huele a feria. Es tiempo de disfrute.
Ángeles Asensio refleja esta impronta, de manera preciosa, en su poema «Feria de mayo», utilizando los siguientes versos: (…) Fiestas de patios y cruces, / mayo se viste de feria, / ¡estallido de alegría / hasta que el día despierta! / Y a la grupa del caballo / va la mujer cordobesa, / luciendo como el geranio / plantado en las macetas. / Descubre todo el saber / del cante «jondo» ¡su fuerza!, / mientras la flamenca mece / el mimbre de piel morena / con la espiga de su talle / que al ritmo se balancea. / Qué colorido, ¡qué ambiente!, / qué sol, qué gracia, qué fiesta… / ¡Qué juerga hasta el mediodía / y qué calor en la feria!
La palabra belleza se queda corta para hablar de Córdoba siempre, pero mucho más en esta fecha. Y dicha belleza hay que percibirla participando del júbilo de las celebraciones. Imploraremos salud a la Madre que da nombre a nuestra feria para que Ella nos permita impregnarnos de esta idiosincrasia particular.
Y, además, el mes de mayo supone una ocasión inmejorable para contemplar la figura de María, para rendirle homenaje y rezarle o para ofrecerle una flor de las que tiñen el campo en esta época. También para recordarla no sólo en la feria de la capital sino también en las romerías, que todavía salpicarán en las próximas fechas nuestra geografía. El calendario de este mes está lleno de advocaciones marianas: Fátima o María Auxiliadora son dos buenos ejemplos de ello.
Mayo es un periodo de alegría, de temperatura agradable, de explosión de color, de encuentro con los amigos, de celebraciones familiares... Mayo está hecho a nuestra medida. Terminemos de vivirlo intensamente.