Bournville, el pueblo inglés que nació gracias al chocolate y donde no se puede beber cerveza

En un rincón tranquilo a las afueras de Birmingham, en el corazón de Inglaterra, hay un lugar que parece salido de un cuento. Casas de ladrillo rojo cubiertas de hiedra, jardines cuidados al detalle, un canal sereno donde pasean cisnes... y ni un solo pub a la vista. Se llama Bournville y fue creado en el siglo XIX por los hermanos Cadbury como un modelo de comunidad ideal para los trabajadores de su fábrica de chocolate. Hoy es uno de los pueblos más pintorescos (y curiosos) de Inglaterra: aquí no solo huele a chocolate, sino que está prohibido vender alcohol.

Utopía obrera con valores cuáqueros

Cuando George y Richard Cadbury decidieron trasladar su fábrica fuera del centro de Birmingham, no solo buscaban aire limpio y espacio: querían materializar sus valores cuáqueros en un entorno de vida saludable. Así nació Bournville, una villa jardín con casas espaciosas, jardines, colegios, biblioteca, piscina… pero sin bares. Literalmente.

En Bournville no hay bares ni licorerías, una decisión que se remonta a los valores cuáqueros de sus fundadores

Desde sus orígenes, Bournville ha prohibido la venta de alcohol en todo su núcleo urbano. Esta decisión, apoyada por la Bournville Village Trust, forma parte de su filosofía fundacional: fomentar una comunidad sobria, armoniosa y centrada en el bienestar. A día de hoy, más de un siglo después, sigue sin haber ni pubs ni tiendas de bebidas alcohólicas en sus calles.

El Cadbury World

La atracción más popular de Bournville es, cómo no, el Cadbury World. Este parque temático/museo ofrece una experiencia inmersiva en la historia del chocolate Cadbury, con exhibiciones interactivas, recorridos de producción, actividades para niños y oportunidades de degustación. Es un lugar ideal tanto para familias como para nostálgicos de la marca.

La fábrica original de Cadbury aún sigue en funcionamiento y en días laborables se puede ver a los trabajadores entrando por la misma puerta que hace más de cien años. Un símbolo de continuidad y herencia industrial.

Sin pubs, pero con encanto

Bournville no necesita bares para resultar acogedor. Sus calles arboladas, sus viviendas de arquitectura eduardiana y su césped impoluto crean un ambiente que mezcla lo rural con lo idealista. El Village Green es el centro neurálgico, rodeado de edificios históricos y pequeños comercios. Desde aquí es fácil caminar hasta el canal de Worcester y Birmingham, donde los paseos junto al agua se hacen casi en silencio.

A solo 15 minutos de Birmingham, este encantador pueblo británico combina historia industrial, estética eduardiana y chocolate sin alcohol

Para quienes viajan con la expectativa de tomarse una pinta tras la visita, un aviso: no hay alcohol dentro de los límites de Bournville. Pero basta caminar o tomar el tren dos paradas más hasta Selly Oak o Kings Norton, donde abundan pubs tradicionales y gastrobares con encanto. El contraste entre ambos mundos es, de hecho, parte de la experiencia.

Historia y conciencia social

Visitar Bournville es mucho más que una escapada fotogénica. Es descubrir cómo los valores sociales y religiosos pueden plasmarse en un modelo urbanístico. Es un ejemplo temprano de lo que hoy llamaríamos turismo regenerativo: un lugar construido para cuidar de sus habitantes y del entorno, mucho antes de que la sostenibilidad estuviera de moda. Y, por supuesto, es una parada deliciosa para los amantes del chocolate.

Cómo llegar a Bournville

Desde Birmingham New Street Station hay trenes directos a Bournville Station cada 10-15 minutos. El trayecto dura solo 12 minutos. También es accesible en coche, aunque el aparcamiento es limitado. El Cadbury World abre todos los días y conviene reservar con antelación (entrada general: unas 20 libras). El resto del pueblo se puede recorrer libremente y es perfecto para una excursión de medio día.