
El suicidio de Adolf Hitler
80 años
El último mensaje de Hitler: una promesa vacía antes de suicidarse en el búnker de Berlín
Este manuscrito iba dirigido a uno de sus generales más leales y devotos, el mariscal de campo Ferdinand Schorner, quien instaba al führer que abandonase el búnker en el que se encontraba porque si él caía, «Alemania también lo haría»
«Nuestro 'führer', Adolf Hitler, ha caído esta tarde en su puesto de comando en la Cancillería del Reich luchando hasta su último aliento en contra del bolchevismo y por Alemania», anunció la radio alemana a las 22:20 antes de dar la palabra al comandante en jefe de la Armada alemana, Karl Dönitz, quien afirmó que el líder nazi había tenido «la muerte de un héroe» y que previamente le había nombrado su sucesor.
Adolf Hitler se quitó la vida el 30 de abril de 1945 en el interior del búnker de la cancillería en el que estaba recluido –desde enero– ante la inminente llegada de las tropas del Ejército Rojo a la capital de Alemania. Días antes de su suicidio, Hitler había sufrido un ataque de histeria. Según el testimonio de una enfermera del búnker, Hitler parecía enfermo y su brazo izquierdo temblaba fuertemente.
Con el ejército rojo pisándole los talones y la traición de Heinrich Himnmler al negociar con la Cruz Roja Internacional, llevaron al führer a tomar las últimas decisiones de su vida. El 29 de abril, Hitler se casó con Eva Braun en una pequeña ceremonia civil en una sala de mapas del búnker. Luego organizó un modesto desayuno de bodas con su nueva esposa y, posteriormente, expresó a su secretaria Traudl Junge su última voluntad y testamento.

Portada del diario militar estadounidense The Stars and Stripes con fecha del 2 de mayo de 1945
La noticia de la ejecución de Mussolini hizo jurar al führer que no compartiría la misma suerte que el dictador italiano y su amante, Clara Petacci, cuyos cadáveres fueron mutilados y expuestos en una plaza de Milán para su humillación. Por ello, expresó su intención de suicidarse y pidió al médico Werner Haase que le aconsejase la mejor opción para hacerlo. Haase le recomendó una dosis de cianuro seguido de un disparo en la cabeza.
En la mañana del 30 de abril, Hitler reunió al equipo médico para despedirse y explicarles cómo proceder después de su suicidio. Tras una comida silenciosa, se despidió y a las 15:30 horas, Hitler y Braun se reunieron frente a la sala de mapas y tras cerrar la puerta, se escuchó un único disparo, el de la pistola de Hitler. El cianuro tuvo un efecto más rápido en Eva Braun lo que ni siquiera le permitió disparar su pistola.

Adolf Hitler con Eva Braun en el Berghof, la residencia del Führer en los Alpes Bávaros
En 2019 salieron a la luz unos documentos entre los que se encuentra lo que los expertos han llamado la «nota de suicidio» del dictador. El 23 de abril, el mariscal de campo Ferdinand Schorner, uno de sus generales más leales y devotos, rogó a Hitler que abandonase el búnker y huyese de Alemania, porque, si caía él, la nación alemana también lo haría: «Millones de alemanes esperan la oportunidad de volver a construir Alemania contigo».
En respuesta, el führer indicó lo siguiente: «Permaneceré en Berlín para participar, de manera honorable, en la batalla decisiva por Alemania y dar un buen ejemplo a todos los que queden», reza este telegrama considerado como su «nota de suicidio» por algunos historiadores. Era su último intento de ser visto como un líder valiente, eligiendo la muerte antes de caer en manos del enemigo.

La nota de suicidio de Hitler
«Creo que de este modo prestaré a Alemania el mejor servicio. En cuanto al resto de vosotros, hay que hacer todo lo posible para ganar la lucha por Berlín», proseguía el telegrama. «Usted [Schorner] puede ayudar decisivamente, empujando hacia el norte tan pronto como sea posible», le animaba el führer. «En cálida amistad. Adolf Hitler», firmaba.
Tras acabar con sus vidas, los cadáveres de Hitler y Braun fueron sacados de la habitación envueltos en alfombras y llevados al patio de la cancillería del Reich, donde sus cuerpos se depositaron en un agujero de obús y fueron rociados con unos 200 litros de gasolina para quemar los cuerpos. Al día siguiente, Dönitz hizo pública la noticia de la muerte de Hitler.