
Elon Musk con un ojo morado en el Despacho Oval
El ojo morado de Musk y una llave dorada: las anécdotas de la despedida del multimillonario del Gobierno
El presidente Trump escenificó la salida de Elon Musk como un acto de homenaje político, entre provocaciones, símbolos y gestos teatrales
Donald Trump no permitió que Elon Musk se marchara del Gobierno sin antes rendirle un espectáculo a su altura. Este viernes, en el Despacho Oval, el presidente convirtió el fin del mandato del multimillonario como jefe del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE) en una ceremonia con tintes de reality show, con declaraciones grandilocuentes, ataques a la prensa y una llave dorada como símbolo de «puertas siempre abiertas».
«Ha liderado el programa de reforma más radical en generaciones. No se va. Volverá. Este departamento es su bebé», proclamó Trump, sentado tras el escritorio presidencial. A su lado, Musk escuchaba en silencio, con su ya uniforme negro, gorra del DOGE y una camiseta que decía «The Dodgefather», guiño a la peícula El Padrino (The Godfather).
Sin embargo, el detalle más comentado fue el moratón visible de Musk bajo su ojo derecho, que él mismo atribuyó a un golpe jugando con su hijo.
Trump le entregó la llave dorada «en representación del país» y volvió a ensalzar su gestión, pese a que el ambicioso objetivo de ahorrar dos billones se quedó, según cifras oficiales, en 175.000 millones. Aun así, la huella de Musk ha sido evidente, con despidos masivos, agencias disueltas —incluida USAID— y una burocracia reducida a la mínima expresión.
Musk, por su parte, no se achicó. Cuando los periodistas le preguntaron por las acusaciones sobre su consumo de drogas, respondió con sarcasmo: «¿Ese es el diario que ganó un Pulitzer por el fraude de Rusia? Siguiente pregunta», afirmó en referencia a The New York Times.
Más que una despedida, el acto fue una reafirmación de la alianza Trump-Musk, ahora con tintes personales y políticos. El magnate, que ha donado 260 millones de dólares a la campaña del presidente, cerró la ceremonia con una promesa: «Esto no es el final, sino el principio». Y con eso, ojo morado y todo, se retiró del Despacho Oval. Por ahora.