BMW Serie 5  El coche de BMW que nace para viajar con mayúsculas

Quizá el Serie 5 ha sido el vehículo que mejor ha resumido la filosofía de la marca germana, un coche que nace por y para viajar pero no viajar de cualquier forma, sino que un tacto de conducción muy especial que está caracterizado por la deportividad.

La Serie 5 es la berlina por excelencia de BMW, a caballo entre el inmenso Serie 7, pensado para viajar con chófer y el Serie 3, que tiene una filosofía mucho más urbana y funcional.

Así es su carrocería

En este caso la octava generación del BMW Serie 5 se va ligeramente por encima de los cinco metros, toda una declaración de intenciones de lo que nos vamos a encontrar en el interior, mucho espacio de calidad.

La octava generación nace fruto de la filosofía multienergía, lo que quiere decir que los compradores pueden optar por un motor diésel o gasolina (ambos híbridos ligeros), uno híbrido enchufable o uno 100 % eléctrico.

En este caso a día de hoy y mientras no se demuestre lo contrario el motor diésel sigue siendo el mejor compañero de viaje que existe, no hay más que decir que en este caso el depósito de 60 litros de capacidad le permite alcanzar autonomías más allá de los 1.000 kilómetros.

Estéticamente su imagen encaja con la tradición de la marca, con líneas deportivas y bastante llamativas, aunque la marca ya no recurre a esos inmensos riñones que llegaban a ser antiestéticos.

Así es por dentro

En el interior el avance ha sido brutal tanto en diseño como en materiales. La firma pega el salto digital con una inmensa pantalla doble que sirve como cuadro de instrumentos y multimedia, un ‘pantallote’ espectacular.

La firma no renuncia al mando circular idrive, que ahora puede ser de cristal, pero duplica casi todas las funciones en botones físicos o bien a través de la pantalla central, por lo cual en este caso usarlo es una opción, no una obligación.

Los acabados son muy buenos en general, como cabe esperar en un coche que parte de los 60.000 euros, aunque es cierto que puede haber algún que otro plástico a la vista con un tacto modesto, pero la calidad es 100 % BMW, especialmente con un volante de piel con un tacto lujurioso y unos asientos magníficos por dureza y sujeción.

En materia de cotas de habitabilidad es más que correcto, generoso en las plazas traseras en cualquiera de las mediciones que efectuemos y con un maletero de 520 litros de capacidad que va mucho más allá de lo habitual. Es cierto que la boca de carga no es muy grande, pero estamos en la variante berlina, pues también tenemos el familiar con portón.

Así va el Serie 5

Mecánicamente una de las configuraciones más tradicionales de la marca, con tracción trasera o integral opcional, un motor de cuatro cilindros diésel con 197 caballos de potencia diésel y un excepcional cambio automático de 8 velocidades.

El conjunto es soberbio sobre todo por un consumo que ronda los 8 litros a los 100 kilómetros y por una comodidad de rodadura excepcional, con la posibilidad de adquirir la opción mecánica compuesta por tren trasero direccional y suspensión regulable que cuesta unos 2.900 euros y lo hace mucho más manejable en ciudad, con un diámetro de giro de 11,7 metros.

Del motor más allá de su consumo bajísimo, todo positivo para un bloque que nos hace volver a pensar cómo es posible que queramos renunciar a esta tecnología, un coche cómodo y muy deportivo en zonas viradas, donde el morro entra en los giros con facilidad mientras el coche mantiene la trazada a base de acelerador.

Sólo en zonas de asfalto roto notamos cierta incomodidad en el interior, un problema que se relaciona más con la medida de rueda que con la suspensión. En conjunto excepcional compañero de viaje cómodo, seguro y ahorrativo que además podemos equipar hasta el infinito en materia de comodidad y funcionalidad, sin dejar de lado los pack deportivos de imagen y comportamiento M.