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Los Rolling Stones en concierto en 1964

Los Rolling Stones en concierto en 1964GTRES

Se cumplen 60 años del día en que los Rolling Stones se dieron la «satisfacción» de superar a los Beatles

El 6 de junio de 1965, hace 60 años, los Rolling estrenaban I can’t get no satisfaction, el mayor éxito de su trayectoria y una de las mejores canciones de rock de todos los tiempos

En una célebre escena de Apocalypse Now, de Francis Ford Coppola, el soldado Tyrone «Mr. Clean» Miller (interpretado por un jovencísimo e irreconocible Laurene Fishburne) baila con desenfreno sobre el barco que los lleva río arriba a través de las junglas de Vietnam plagadas de combatientes nordvietnamitas al ritmo de I can’t get no satisfaction que sonaba en un casete que le había enviado su madre.

La escena es un momento de distensión en medio del infierno de la guerra de Vietnam que da un respiro al espectador. Poco después, «Clean» Miller moriría acribillado por el Viet Cong mientras escuchaba la voz de su madre grabada en el magnetófono.

El clásico de los Rolling Stones, I can’t get no satisfaction, cumple 60 años, una canción inmortal que le fue como anillo al dedo a la gran epopeya bélica de Coppola y que todavía hoy es una de las canciones de rock más grandes de la historia.

Aquellos Rolling Stones eran otros, eran inocentes, frescos, gamberros, bajo la sombra de los Beatles, pero adelantándolos por la derecha en más de una ocasión. Y el primer gran adelantamiento se produjo el 6 de mayo de 1965, cuando se emitió por primera vez, de un modo un tanto accidentado, I can’t get no satisfaction.

Aquellos Rolling, en los que un Brian Jones en su mejor momento disputaba con su carisma y maestría instrumental el liderazgo de la banda a Mick Jagger, conocieron su primer gran éxito, y probablemente la canción más importante de su trayectoria, gracias a un colocón de aúpa del guitarrista Keith Richards.

I can’t get no satisfaction cumple 60 años y, para festejarlo con algo de fuego (que diría Siniestro Total) nada mejor que recordar las palabras de su autor en su autobiografía Life describiendo con no poca sorna cómo surgió este monumental himno del rock.

Según narra el propio Richards en Life, el germen de este súper éxito surgió en una noche de mayo de 1965. Señala el guitarrista de los Rolling en su autobiografía que «me encontraba junto a un grupo de amigas en mi piso de Carlton Hill, en Saint John’s Wood (distrito de Londres). De ahí seguramente surgió la atmósfera de la canción».

De esa manera, el propio Rolling desmiente la teoría extendida de que la canción se escribió en una habitación de motel en Florida durante la tercera gira de la banda.

La canción comienza con un riff infernal (no en vano a los Rolling se les apodan «sus satánicas majestades») que ya forma parte de la historia del rock. Luego entra el bajo, la batería y da paso a la voz de Jagger, primero melosa, luego descarada para terminar enloquecida: «I can’t get no satisfaction».

Cuenta en sus memorias Richards que escribió ese comienzo de Satisfaction «mientras dormía. No tenía ni idea de lo que había escrito pero, gracias a Dios», tenía un pequeño reproductor de casetes Philips. El milagro sucedió por la mañana. Encendí el reproductor con la cinta nueva que había puesto la noche anterior, y comprobé que estaba en el final”.

El guitarrista la rebobinó y ahí estaba el milagro: 30 segundos del famoso riff de Satisfaction, a continuación el ruido de la guitarra chocando contra el suelo y a partir de ahí 40 minutos de ronquidos de un Richards que había caído inconsciente después de una noche de alcohol y tal vez algo más.

Por la mañana Richards no recordaba haber grabado aquella canción, pero el hecho es que allí estaba. Se la llevó a Jagger a quien en un principio no le entusiasmó por su simplismo y su aire country.

Sin embargo, logró convencerle para trabajarla. Entre los dos la completaron, escribieron la letra y se lanzó en Estados Unidos el 6 de junio de 1965.

La canción apareció en el álbum Out of our heads en Estados Unidos, aunque no en la versión británica del disco, ya que no llegó a tiempo para su grabación.

El tema arrasó desde el primer minuto. Quizás sin ser conscientes de ello, I can’t get no satisfaction recogía la pulsión de una juventud en Estados Unidos y Reino Unido sumida en el nihilismo hippie, lanzada de lleno a la libertad sexual y cada vez más crítica con el consumismo desmedido de una sociedad capitalista en plena expansión.

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