
Pedro Sánchez, este lunes en un acto con José Luis Rodríguez Zapatero
Otro truco del presidente
Sánchez pone en riesgo la cumbre de la OTAN por una «excepción española» que no existe
El secretario general de la OTAN desmiente cualquier trato de favor a España ante el peligro de que la cita, crucial, se vea truncada por la libre interpretación del presidente español del acuerdo
En la Moncloa lo llaman ambigüedad constructiva. Se trata, básicamente, de retorcer las palabras, buscar fórmulas indeterminadas, confusas, rodeos, eufemismos y dobles sentidos para que en un acuerdo quepan varias interpretaciones. De forma que, si todas son buenas, en realidad ninguna es la buena.
A eso acostumbra Pedro Sánchez a jugar con sus socios, especialmente con Junts y ERC. A veces le funciona, pero otras veces se le vuelve en contra. Como con la ley de amnistía: Carles Puigdemont sigue esperando porque los socialistas tuvieron que incluir el delito de malversación de forma tan abierta -para no tener problemas en la UE-, que el Tribunal Supremo encontró la vía para no aplicársela.
Puede que los aliados del presidente estén acostumbrados a sus mañas, pero el secretario general de la OTAN no. Sánchez ha querido que Mark Rutte jugara con él a ese juego de la ambigüedad con vistas a la decisiva cumbre que arranca este martes en La Haya y al objetivo de gasto en defensa para 2035 y el resultado ha sido una polémica cuando peor venía. Porque se produce en plena escalada del conflicto entre Israel e Irán por el paso al frente de Estados Unidos, que ha querido malograr el programa nuclear del régimen de Ali Hosseini Khamenei. En respuesta, éste bombardeó ayer bases norteamericanas en Qatar e Irak.
El secretario general de la OTAN se vio obligado este lunes a desmentir que España vaya a tener trato de favor alguno en la declaración que los 32 aliados suscribirán -en teoría- el miércoles; ello en cuanto a la consecución de las capacidades de defensa que deberán alcanzar todos los miembros los próximos años. Rutte fue categórico a este respecto, ante la perspectiva de que la rueda de prensa de Sánchez del domingo, presumiendo de una especie de excepción española, provoque un plante de otros aliados durante la cumbre. Porque Polonia y Bélgica ya se quejaron ayer. Y, sobre todo, porque falta la reacción de Donald Trump, que previsiblemente no será buena -Sánchez y él no tienen previsto entrevistarse en la cumbre. «En la OTAN no hay cláusulas de exclusión y no entiende de pactos o acuerdos paralelos», zanjó Rutte.

El secretario general de la OTAN, Mark Rutte
Tener flexibilidad para decidir cómo cumplir un acuerdo no es tener flexibilidad para elegir cumplirlo o no
Dijo más el secretario general de la OTAN, después de que Sánchez presumiera de que a España le bastará gastar el 2,1 % del PIB y no el 3,5 % para cumplir los objetivos pactados (el otro 1,5 % restante hasta llegar al 5 % es gasto en ciberdefensa, fronteras…). Porque básicamente el holandés cuestionó las cuentas y previsiones que ha hecho el Gobierno de Sánchez: «La cuestión es que España cree que puede alcanzar esos objetivos con un porcentaje del 2,1 %. La OTAN está absolutamente convencida de que España tendrá que gastar un 3,5 % para conseguirlo. Cada país informará periódicamente de lo que está haciendo en términos de gasto y de consecución de objetivos. Ya veremos. En cualquier caso, habrá una revisión en 2029», sostuvo.
Por el contrario, fuentes gubernamentales insisten en que lo que ha conseguido España es comprometerse a unos objetivos de capacidad defensiva, comunes a todos los países miembros, pero no comprometerse a ningún porcentaje concreto. Y añaden que tienen una triple garantía de que la OTAN no les obligará a pasar por el aro del 3,5 % o del 5 %: la declaración pactada que los socios aprobarán el miércoles; la carta de Sánchez avisando de que solo suscribirá ese documento si se le da flexibilidad; y la respuesta de Rutte confirmando que España tendrá «flexibilidad»… pero para alcanzar los objetivos como mejor considere, no para decidir si los alcanza o no.
«La mentira tiene las patas muy cortas. Sanchez, el mentiroso sin fronteras, ya ha sido corregido», señaló la secretaria general del PP, Cuca Gamarra. En esto, la líder de Podemos coincidió con la número dos de los populares: «Las mentiras tienen las patas muy cortas y a Sánchez ya le conocemos bien. Ayer (por el domingo) necesitaba fuegos artificiales para tapar su corrupción. Hoy EEUU y la OTAN confirman lo que todas sabíamos, que está firmando todos los compromisos que le ponen delante. De la mentira no se vuelve», denunció Ione Belarra en la red X.
A nadie se le escapa que el afán de protagonismo de Sánchez en esta cumbre tiene mucho que ver con su necesidad de desviar el foco de la corrupción. Entre el viernes y el lunes se produjeron tres fotos que retratan el hundimiento del sanchismo: la UCO entrando en Ferraz y José Luis Ábalos y Koldo García llegando al Tribunal Supremo. Aunque, por lo general, en España la agenda internacional rara vez logra eclipsar a la doméstica.
Y es igual de evidente que la negativa de Sánchez a comprometerse por encima del 2,1 % tiene todo que ver con la extrema debilidad de su Gobierno. El presidente ya tuvo enfrente a sus socios cuando, en abril, presentó su plan de rearme de 10.741 millones de euros para llegar al 2 % del PIB este año y decidió no llevarlo al Congreso para no arriesgarse a perder la votación. Dadas sus circunstancias, comprometerse ahora a subir de ese porcentaje habría sido tomado como una declaración de guerra por parte de sus socios.