El inesperado reencuentro de la Infanta Cristina e Iñaki Urdangarin

Son una expareja desde hace tiempo, con caminos claramente separados, tanto en lo personal como en lo geográfico. Sin embargo, en los últimos días, la Infanta Cristina e Iñaki Urdangarin han coincidido —y no precisamente por casualidad— en Barcelona, ciudad donde reside su hijo Pablo, actual jugador del Club Balonmano Fraikin Granollers, uno de los equipos históricos de la Liga ASOBAL, la máxima categoría del balonmano masculino en España. La sorpresa no es solo la coincidencia, sino el hecho de que ambos mantuvieron al menos un encuentro en persona, según ha revelado Vanitatis.

El pasado martes 6, alrededor del mediodía, Urdangarin fue visto descargando varias maletas y su habitual mochila en el garaje del edificio donde vive su hijo. Esta vez, no conducía su clásico Volvo, sino un Nissan. Tras dejar el equipaje, subió a la vivienda. A escasos metros, la Infanta Cristina se encontraba en las oficinas de La Caixa, en la avenida Diagonal, cumpliendo con su jornada laboral. ¿Casualidad? Todo apunta a que no. El citado medio confirma que el exmatrimonio se reunió al menos una vez en casa de su hijo, en una conversación centrada en el momento deportivo que atraviesa Pablo, quien ha renovado por un año más con el Granollers.

La presencia del exjugador profesional de balonmano habría tenido como objetivo principal apoyar y aconsejar a su hijo tras la renovación, que fue ofrecida a mediados de abril. Aunque el encuentro fue estrictamente familiar, la coincidencia resulta llamativa por lo inusual. Hacía meses, si no años, que los que fueran duques de Palma no coincidían en Barcelona, y mucho menos en un espacio tan privado como el hogar de uno de sus hijos.

Otro detalle no pasó desapercibido: la ausencia de Ainhoa Armentia. Quienes vieron a Urdangarin en la zona aseguran que se le notaba «muy bien», pero ante la pregunta de si su pareja actual atraviesa una posible crisis con él, la respuesta más repetida fue un escueto: «nadie sabe nada».

Durante su estancia, la hermana del Rey Felipe VI se alojó en su hotel habitual, el Marriott AC Victoria Suites, muy cerca del domicilio de Pablo. Lo que en principio parecía una simple coincidencia logística, se reveló como una reunión familiar estratégica, discreta pero significativa, entre dos personas que, pese a su separación, siguen compartiendo un vínculo irrompible: su prole.

La Infanta Cristina e Iñaki Urdangarin no solo rompieron un matrimonio de 27 años; rompieron una imagen institucional. Lo que comenzó como un cuento de hadas con sello olímpico y título nobiliario acabó estallando entre escándalos judiciales, silencios incómodos y una infidelidad que se hizo pública antes que privada.

La Infanta aguantó lo indecible: el caso Nóos, la presión mediática, la caída de popularidad y, sobre todo, la decisión de mantenerse al lado de Iñaki cuando su imagen estaba por los suelos. Pero la aparición de Ainhoa Armentia en las portadas, junto a unas fotos en actitud íntima con Urdangarin paseando por la playa, precipitó lo inevitable.

La ruptura, oficializada en 2022, llegó tarde pero fue limpia, sin declaraciones explosivas ni guerras de declaraciones. Una frase escueta, pactada: «De común acuerdo, han decidido interrumpir su relación matrimonial». Pero todos sabían que el «acuerdo» fue amargo, y la interrupción, definitiva.

Desde entonces, la Infanta Cristina ha optado por el perfil bajo, centrada en su trabajo y sus hijos. Iñaki, por su parte, ha intentado rehacer su vida sentimental con discreción irregular. Pero si algo ha quedado claro es que el vínculo familiar, especialmente con sus hijos, sigue pesando más que cualquier historia nueva.