
El presidente y las vicepresidentas Montero y Aaegesen, este miércoles en el Congreso
Vía muerta
Ábalos desbarata la estrategia judicial del Gobierno al revelar que autorizó la publicación de los mensajes
Después de varios días jugando al despiste, el exministro reconoció este miércoles que dio su consentimiento, lo que anularía la posibilidad de que la Justicia abra una investigación
«¿Cuál es el límite?», «¿de verdad vale todo, incluso publicar mensajes privados que no forman parte de ningún sumario?», se preguntan una y otra vez los socialistas, en mitad de una lluvia ácida tan corrosiva como impredecible para ellos: no saben cuánto durará ni tampoco sus consecuencias.
Al menos ahora ya conocen que José Luis Ábalos participó. Este miércoles, y después de jugar al gato y al ratón durante días, el exministro reconoció en X que autorizó a El Mundo a sacar a la luz los mensajes. Mensajes que, al parecer, no filtró él directamente sino una persona de su confianza. «Cuando el medio que los ha publicado me pide contrastar los whatsapps de 2023, no me opongo a su publicación», escribió. Eso es muy una mala noticia para los intereses del Gobierno: puesto que una de las dos partes interesadas dio su consentimiento, a la otra, Pedro Sánchez, no le queda más derecho que el de la pataleta. No hay ilícito penal que investigar. El martes, el ministro Félix Bolaños había instado a la Justicia a abrir una pieza separada o, de lo contrario, denunciaría a través de la Abogacía del Estado.
De manera que Ábalos ha desbaratado el intento del Gobierno de judicializar la filtración de esos mensajes, que en un primer momento los socialistas trataron de achacar a la UCO. «Debieron custodiarlos o eliminarlos», se quejó el lunes la vicepresidenta primera, María Jesús Montero. Aunque, el martes, el propio Bolaños y Pilar Alegría prefirieron ser más cautos.
En el Gobierno y en el PSOE siguen sin digerir tener que acostarse y levantarse todos los días desde el domingo pendientes de los nuevos mensajes que va publicando El Mundo, cuyo director ha asegurado que tienen «cientos o miles más». En la Moncloa aseguran que Pedro Sánchez está encajando «con deportividad» y «tranquilidad» este nuevo golpe, aunque su actuación en la sesión de control al Gobierno de este miércoles distó mucho de la de un presidente despreocupado.

Sesión de control en el Congreso
Sánchez y sus ministros tratan de ocultar su nerviosismo con brocha gorda y chistes fáciles
Tanto él como también su vicepresidenta María Jesús Montero y varios de sus ministros trataron de disimular a base de brocha gorda y chistes fáciles, aunque pecaron de exceso en la representación. Después, el Ejecutivo intentó pasar página con el anuncio de la convocatoria de la Conferencia de Presidentes para el 6 de junio, sin haber informado antes a las comunidades de los principales detalles (lo hará este jueves, según la Moncloa), y con la confirmación de que Red Eléctrica no sufrió un ciberataque. Después de más de dos semanas negándose a descartarlo, la vicepresidenta Sara Aagesen lo hizo al fin este miércoles, durante su comparecencia en el Congreso. Y coincidiendo con el aguacero de los mensajes. Además, y para redondear, José Félix Tezanos publicó un nuevo barómetro del CIS.
En el equipo del presidente están en condiciones de garantizar pocas cosas, pero sí aseguran con rotundidad qué no saldrá correspondencia entre Sánchez y Ábalos posterior al estallido del caso de las mascarillas en febrero de 2024 porque no la hay; porque el presidente, sostienen, cortó toda comunicación.
También insisten en que el rescate a Air Europa fue «correctísimo», y que cada una de las empresas que se acogieron al llamado Fondo de Apoyo a la Solvencia de Empresas Estratégicas (FASEE) de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) fue auditada concienzudamente. Además, subrayan que la Comisión Europea estuvo conforme y se preguntan retóricamente cómo no va a interesarse el presidente por una operación de su Gobierno que acabó cifrándose en 475 millones de euros.
No obstante, hay cosas que no pueden explicar, hoy menos que ayer. Entre ellas, por qué el presidente preguntó por ese salvavidas financiero a la aerolínea solo cinco días después de que Víctor de Aldama le contara a Koldo García que Javier Hidalgo –CEO de Globalia, matriz de Air Europa– había llamado a Begoña Gómez porque estaba «jodido». En la Moncloa se limitan a señalar que es todo un enorme «teatro». Tampoco hablan del garganta profunda que aconsejó a Sánchez sobre el rescate de Air Europa en un mensaje que el presidente reenvió a Ábalos el 8 de septiembre de 2020. No le dijo a su entonces ministro de Transportes quién se lo había mandado, solo que se trataba de un «conocido de hace muchos años». Mantuvo su identidad oculta.
Al Gobierno le pilló ayer con el pie cambiado la denuncia presentada por Manos Limpias ante la Fiscalía por la filtración de los mensajes, que «vulnera la intimidad» del presidente, según el sindicato. Pero más aún la confesión del exministro, que reconoció a La Sexta que ha «consentido» la divulgación de «parte» de estos wasaps ya que «está dolido con el PSOE» y debido a que «se siente como uno mono de feria».
En su obstinación por vincular la filtración a una campaña de la derecha y de las cloacas del Estado contra el presidente, el que más lejos llegó este miércoles fue el ministro de Agricultura, Luis Planas. «Esto me suena a los años 90. Luis María Anson, que participó en aquel movimiento, dijo en 1998: ‘Pusimos en riesgo la estabilidad del Estado para conseguir que cayera el Gobierno de Felipe González’. Lo que estamos presenciando ahora es muy parecido, es un intento fuera de las urnas y del ámbito democrático de erosionar al presidente del Gobierno», sostuvo. Y, fuera del Gobierno, Gabriel Rufián, que llegó a hablar de «golpe de Estado blando».